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LA ULTIMA TENDENCIA DE LA ECONOMIA

Por: Tema(s): En: Expreso 29 jul. 2003, p. 5Resumen: La Gran Depresión puso a John Maynard Keynes en el centro del pensamiento económico. La nueva visión "keynesiana" era que el gasto de inversión privada es inherentemente inestable (debido a los caprichos y modas de los inversionistas, o debido a los cambios en los "espíritus animales" de los hombres de negocios, o porque la caída de los precios significa una interrupción del sistema financiero). La victoria de Milton Friedman fue tan completa como la de los keynesianos. El monetarismo era la imagen invertida del keynesianismo. Aparentemente garantizaba que nada parecido a la inflación de los años 70 volvería a ocurrir. Pero no ofrecía soluciones a los problemas del desempleo estructural que surgieron en Europa occidental. Hoy muchos culpan a otras malas decisiones por las alarmantes condiciones económicas actuales en el núcleo industrial del mundo (más de una década de estancamiento en Japón, deflación en Alemania). Pero no siempre se puede esperar que los políticos y los directores de los bancos centrales tomen buenas decisiones: las buenas políticas se deben diseñar para funcionar incluso cuando quienes gobiernan son miopes y tienen malos asesores. La inflación de la década de 1970 fue una insuficiencia natural de la economía política keynesiana. La deflación que amenaza a Japón, Europa y quizás a EEUU, con la perspectiva de un largo período de grandes brechas entre la producción potencial y real es una insuficiencia natural de la ortodoxia semimonetarista que rigió la política macroeconómica del núcleo industrial mundial desde comienzos de la década de 1980.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Expreso. 29 jul. 2003, p. 5 Disponible

La Gran Depresión puso a John Maynard Keynes en el centro del pensamiento económico. La nueva visión "keynesiana" era que el gasto de inversión privada es inherentemente inestable (debido a los caprichos y modas de los inversionistas, o debido a los cambios en los "espíritus animales" de los hombres de negocios, o porque la caída de los precios significa una interrupción del sistema financiero). La victoria de Milton Friedman fue tan completa como la de los keynesianos. El monetarismo era la imagen invertida del keynesianismo. Aparentemente garantizaba que nada parecido a la inflación de los años 70 volvería a ocurrir. Pero no ofrecía soluciones a los problemas del desempleo estructural que surgieron en Europa occidental. Hoy muchos culpan a otras malas decisiones por las alarmantes condiciones económicas actuales en el núcleo industrial del mundo (más de una década de estancamiento en Japón, deflación en Alemania). Pero no siempre se puede esperar que los políticos y los directores de los bancos centrales tomen buenas decisiones: las buenas políticas se deben diseñar para funcionar incluso cuando quienes gobiernan son miopes y tienen malos asesores. La inflación de la década de 1970 fue una insuficiencia natural de la economía política keynesiana. La deflación que amenaza a Japón, Europa y quizás a EEUU, con la perspectiva de un largo período de grandes brechas entre la producción potencial y real es una insuficiencia natural de la ortodoxia semimonetarista que rigió la política macroeconómica del núcleo industrial mundial desde comienzos de la década de 1980.

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