ECONOMIA AUN TIENE BUENAS PERSPECTIVAS

Argentina ha superado en el último año y medio dos momentos traumáticos: el llamado efecto tequila, en el primer trimestre de 1995, y, hacia finales de julio de 1996, el alejamiento de Domingo Cavallo, ministro de Economía, el más importante por peso propio y resultados de los últimos quince años. La convertibilidad de la moneda, que debe mantenerse a la par del dólar, se ha mostrado sólida frente a una crisis externa, como fue la huida de capitales de 1995, y frente a una crisis de otra índole, como fue el cambio de ministro. El presidente Carlos Menen deberá demostrar ahora su capacidad política para completar las reformas estructurales, interrumpidas a mediados de 1994, y para retomar, desde la perspectiva del sector privado, la senda del crecimiento sostenido iniciada en 1991. En materia de números, resulta altamente probable que el segundo semestre del año permita una recuperación fuerte del PIB, para cerrar 1996 con un tres por ciento por encima del año anterior, y con perspectivas de un cuatro y cinco por ciento de crecimiento para 1997. En cuanto al sector externo, a la buena situación agrícola se suma la excelente actuación del sector energético y el comienzo de la maduración de inversiones realizadas en la agroindustria, el sector automotriz, la minería y la siderurgia. Falta, sin embargo, un salto cualitativo importante en el sector productivo y en el de servicios, para tener empresas " world class ". Este es el principal desafío microeconómico, así como el de reformar el mercado de trabajo y el gasto social, en busca de menor desempleo y de mayor justicia en la distribución del ingreso.