OTRA IDIOTEZ PETROLERA

A la hora de repartir las culpas por la complicada crisis en la explotación, el transporte y la industria del petróleo se empieza por los sindicalistas y se termina en los sindicalistas. Sin embargo la crisis es una rosa de los vientos, cualquier rumbo que se tome siempre se llegará a los anteriores presidentes de la República. Como aliño de los pecados mortales petroleros se habla de la 'burocracia dorada'. Los sindicalistas son parte del problema, pero no son el problema total. ¿Y la burocracia bruñida? Al ojo y de pasada: cada Gobierno lleva sus cúmbilas más queridos para la galvanoplastia. Así la inutilidad destructiva es enchapada. El caso más cercano: la refinería instalada en Esmeraldas, pero mal gobernada, a la distancia, desde Quito. Hace pocos días se tocaron las trompetas del Apocalipsis: la refinería es una carga económica terrible para el Estado y habría que cerrarla. Se mostraron las cifras del pánico y corrió tinta inteligente. Y de la otra también. De una: refinar petróleo no es un mal negocio, ni siquiera en Ecuador y con administración pública. Por una simple razón de comercio: siempre hay consumidores. Procesar un barril de petróleo el año pasado costó US 3,50. Mientras que producir un galón de gasolina extra se invirtieron US 0,24, US 0,25 la gasolina súper y 0,30 centavos el diésel. Incluido el costo sindical. Por supuesto que hay ganancias. ¿Dónde están? Respuestas aceitosas, si las hay.