INVERSION EXTRANJERA DIRECTA

El Ecuador, desde su creación como Estado en el año 1830, no ha logrado una acumulación importante de capitales, su ahorro interno ha sido y es todavía débil, no se ha constituido en un receptor significativo de flujos netos de capitales, las utilidades obtenidas por las actividades agro exportadoras e industriales se han depositado en gran porcentaje en la banca norteamericana o europea, dándose el caso de que las remesas de los inmigrantes que para el año 2003 alcanzaron una cifra aproximada de USD 1.650 millones resulta superior en una proporción de casi seis a uno a la Inversión Extranjera Directa (IED), registrada en la Superintendencia de Compañías para dicho año y que fue de US 287 millones, factores que han coadyuvado a la búsqueda de fuentes de financiamiento externas, no solamente para el sector público si no también para el privado. La incidencia de la IED resulta vital no únicamente para el desarrollo e incremento de la productividad, sino también en la generación de plazas de trabajo y en la utilización de tecnología, que nos tornen más competitivos y determinen no solamente el crecimiento macroeconómico sino mejores ingresos y servicios para la población en general. Sin embargo de la importancia de incentivar la IED, no es solo nuestro país el que no concita el interés de los inversionistas y empresas multinacionales para posicionarse en América Latina, un reciente estudio de la CEPAL sobre las economías de la región, incluyendo el Caribe, grafica claramente la caída neta de la IED, pues salvando el caso chileno y un par de países más, el resto para el año 2003 experimentaron significativas contracciones, dejándonos la impresión de que los inversionistas a inicios del presente siglo 21 observan mejores condiciones en los países asiáticos o en los países europeos, incluyendo a los recientemente incorporados a la Unión.