¿BRILLANTE ECONOMIA LATINOAMERICANA?

Desde fines de 2002, Latinoamérica ha crecido cerca de 6 por ciento cada año, el doble de a lo que estaba acostumbrada a largo plazo, con cuentas fiscales más sólidas, menor deuda pública, mejores cifras externas, mayores créditos bancarios. ¿Muestra esto un cambio que permitiría reducir durablemente la pobreza, o refleja mucha suerte? Intentando responder a esta pregunta, el BID publica un reporte de varios economistas reconocidos, llamado "No todo lo que brilla es oro". Con cifras y ejemplos, insiste en que los buenos indicadores económicos reflejan un entorno internacional excepcional, una demanda muy alta por las exportaciones latinoamericanas (petróleo, gas, cereales, metales y minerales) y mucha liquidez internacional. A América Latina le ha ido bien, pero menos bien que a todas las demás regiones en desarrollo, incluyendo el África que es más dinámica. La región tiene niveles de inversión no muy distintos de los observados en épocas expansivas anteriores. Aunque las cuentas fiscales han mejorado, lo han hecho menos que lo que habrían podido gracias a los fuertes ingresos por precios altos de materias primas y buenos impuestos. En otras palabras, la región no ha ahorrado tanto como hubiera podido en estas épocas de bonanza.