EL OLEODUCTO NO PUEDE DETENERSE

El Ecuador aún no sale de la crisis causada por el mal manejo macroeconómico, y que tuvo su punto más álgido cuando al presidente Mahuad congeló los depósitos. Afortunadamente está en marcha un proyecto, el de un nuevo oleoducto de crudos pesados, que le permitirá al país incrementar sustancialmente sus exportaciones petroleras, y mejorar sus finanzas fiscales. Sin ese nuevo oleoducto el Ecuador tendría que hacer enormes sacrificios para, lentamente, superar la crisis. Por ello, un pilar fundamental para superar la crisis es que no se detenga el proyecto del OCP. Hoy se discute su impacto ecológico. Sea quien fuere quien tenga razón, el mero hecho de que haya esta discrepancia apunta a que la diferencia entre el daño que pueda causar la una y otra ruta es mínimo; y no justificaría, que por ese motivo, se pretenda posponer el proyecto hasta que se realicen nuevos estudios, o que se rediseñe la vía. Atrasar el proyecto alargaría el período en el cual el Ecuador pasa por una situación económica crítica, y daría ocasión para que las compañías constructoras, argumentando que el Gobierno ha cambiado los parámetros del contrato, planteen una renegociación de los términos.