ARGENTINA DEJA LECCIONES

A diferencia de lo que sucedió con la convertibilidad en Argentina, donde un año después de iniciado el plan se pasó de una hiperinflación de 1.344 por ciento en 1990 a 84 por ciento en 1991, en Ecuador los niveles inflacionarios se aceleraron. Una de las críticas más duras al plan de convertibilidad en Argentina ha sido su incapacidad para reducir los altos niveles de desempleo, lo que contrasta con la realidad de nuestro país, donde por la migración el desempleo abierto bajó entre enero de 1999 y el 2000 del 11,3 al 7,4 por ciento. El trabajo bien remunerado en el sector moderno de la economía se ha reducido, pues la subocupación ha subido diez puntos porcentuales al pasar del 46,5 al 56,7 por ciento en el mismo lapso. Uno de los mayores errores de Argentina fue depender excesivamente de los flujos de capitales externos (aprovechando la gran afluencia de los mismos hacia los mercados emergentes entre 1990 y 1991) para sostener su esquema de convertibilidad. Los crecientes pagos de intereses de deuda en ausencia de un crecimiento sostenido de las exportaciones puso en riesgo la convertibilidad. Si bien en Ecuador el crédito externo está restringido tanto por los niveles actuales de endeudamiento como por la reestructuración de la deuda Brady, nuestro país no dispone del margen de maniobra argentino que permitió emitir hasta el 20 por ciento de base monetaria por encima de las reservas internacionales.