¿Y LOS DEMAS SEGUROS?

La discusión en torno al Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito ha destapado un escandaloso comportamiento de las aseguradoras, en cuanto a las ganancias que se han marginado, a los obstáculos burocráticos que han interpuesto al reembolso y a la pésima moral de pago. Al parecer, las protestas han surgido efecto y habrá modificaciones. No debe llamar la atención esta situación ante el comportamiento de los seguros en términos generales. Se calcula que un 14 por ciento de la población está asegurada en el IESS, que es obligatorio para los asalariados. Existe un sinnúmero planes de salud prepagada y de seguros privados, que operan a escala nacional e internacional, pero, según un representante de la Asociación de Clínicas y Hospitales Privados del Ecuador, la población asegurada no supera el 20 por ciento . Sin embargo, existen instituciones privadas y públicas, como municipios, universidades, entidades del Estado, que ofrecen a sus funcionarios un seguro privado adicional, con lo que se duplica el aporte. La pregunta es si aún así el ecuatoriano medio está bien asegurado. Existen innumerables ejemplos de personas cuyos seguros particulares no cubren los elevados costos de las enfermedades catastróficas y que tienen que acudir al IESS en busca de alivio y tratamiento, después de haber cotizado media vida costosas primas. En cuanto a la medicina prepagada, debe cubrir montos realistas en relación con los crecientes costos de la atención médica. Hay planes de medicina prepagada que cubren tan poco que resulta un negocio rotundo para la aseguradora. Muchas veces, el cliente ni se molesta en reclamar los montos ínfimos. Finalmente, el Estado debería propiciar la abolición de la superposición de seguros privados con el IESS, así como la superposición del SOAT con seguros privados. No estamos para desperdiciar recursos en vista de la escasa cobertura en el sector de la salud.