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INVERSION SOCIAL Y ETICA

Por: Tema(s): En: Hoy 30 nov. 2004, p. A. 5Resumen: Es fácil hablar del gran desarrollo económico que ha logrado el país en los últimos años. Hay una macroeconomía que termina fascinando la conciencia de los poderes del Estado y de ciertos grupos. De tal manera se juega con cifras, datos, proyecciones y comparaciones para presentar al país tocando las puertas de la abundancia. Desde luego, para sostener esta fantasía, los técnicos de las macroeconomías se resisten a escuchar a los técnicos que analizan, comparan y proyectan los datos de la vida cotidiana, las de las ollas, los cuadernos, la farmacia, los arriendos, las tasas de la mortalidad infantil, que dan pena. Esos técnicos que cuentan, casi uno por uno, el número de niñas, niños, adolescentes que quedan al margen del sistema educativo. No solamente ha bajado, en un importante porcentaje, el presupuesto para la inversión social que se reflejará en un mayor deterioro de los servicios de educación, alimentación y salud. Lo más importante es que no mejora en nada la ética del gasto público. Tal vez ni siquiera se piense que es indispensable una ética al momento de elaborar el Presupuesto del Estado, al tiempo de aprobarlo y cuando se lo ejecuta. Es probable que los técnicos de las macroeconomías ni siquiera sepan que los grandes análisis y justificaciones de carácter económico deben pasar por el tamiz de una ética social que tome en cuenta los intereses de todos, pero en especial, las situaciones y necesidades de ciertos grupos, como el de los niños, adolescentes y ancianos.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 30 nov. 2004, p. A. 5 Disponible

Es fácil hablar del gran desarrollo económico que ha logrado el país en los últimos años. Hay una macroeconomía que termina fascinando la conciencia de los poderes del Estado y de ciertos grupos. De tal manera se juega con cifras, datos, proyecciones y comparaciones para presentar al país tocando las puertas de la abundancia. Desde luego, para sostener esta fantasía, los técnicos de las macroeconomías se resisten a escuchar a los técnicos que analizan, comparan y proyectan los datos de la vida cotidiana, las de las ollas, los cuadernos, la farmacia, los arriendos, las tasas de la mortalidad infantil, que dan pena. Esos técnicos que cuentan, casi uno por uno, el número de niñas, niños, adolescentes que quedan al margen del sistema educativo. No solamente ha bajado, en un importante porcentaje, el presupuesto para la inversión social que se reflejará en un mayor deterioro de los servicios de educación, alimentación y salud. Lo más importante es que no mejora en nada la ética del gasto público. Tal vez ni siquiera se piense que es indispensable una ética al momento de elaborar el Presupuesto del Estado, al tiempo de aprobarlo y cuando se lo ejecuta. Es probable que los técnicos de las macroeconomías ni siquiera sepan que los grandes análisis y justificaciones de carácter económico deben pasar por el tamiz de una ética social que tome en cuenta los intereses de todos, pero en especial, las situaciones y necesidades de ciertos grupos, como el de los niños, adolescentes y ancianos.

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