PRIMERO EL DESARROLLO SOCIAL

La aspiración de reactivar la economía nacional enfrenta numerosos escollos que han sido exhaustivamente analizados por especialistas en la materia. Pero, un aspecto que tal vez no ha recibido suficiente atención es el tema social. La aplicación de planes macroeconómicos, la llegada de recursos frescos, la negociación de la deuda externa y el proceso dolarizador, entre otras estrategias proyectadas por el Gobierno, no bastarán en la práctica para alcanzar los objetivos deseados. Junto a todo esto será indispensable impulsar políticas que garanticen un desarrollo social sostenido. El pueblo necesita suplir necesidades básicas -salud, alimentación, vivienda y educación- para asumir su rol motriz en el aparato productivo. Un ciudadano desnutrido, enfermo e iletrado no puede desarrollar una actividad laboral competente y competitiva. Tampoco puede hacerlo si la condiciones de vida que comparte con su familia son denigrantes. Mientras esas personas en situación postergada sean mayoría en el País, será muy difícil que despegue la economía. Es sencillamente excesivo el peso de la marginalidad. Urge, entonces, que el Gobierno reconozca la magnitud de esta faceta de la realidad nacional, en la que los subsidios apenas hacen mella superficial. Las soluciones de fondo sólo vendrán en la medida en que el desarrollo humano sea reconocido como uno de los componentes básicos de la reactivación nacional.