FRAGILIDAD PRESUPUESTARIA

Al régimen de Durán Ballén debe reconocérsele ciertos éxitos en la estabilización de la economía. Por ejemplo, la reserva monetaria internacional registra un buen saldo, la estabilidad cambiaria pese a los efectos que el rezago del dólar produce en las exportaciones, y el comportamiento de las importaciones ha permitido una relativa seguridad en la programación financiera de las empresas y del ciudadano común, la tasa de inflación es 35 puntos porcentuales más baja que la heredada del Gobierno de Rodrigo Borja. Sin embargo, quedarían pendientes la amenaza del déficit fiscal y los problemas de la administración tributaria. Cuando terminó la administración del Presidente Borja, el déficit fiscal con relación al PIB era del 3 por ciento. El ministro de Finanzas, pronostica que al final de su gestión, éste será del 0,9 por ciento. Al resultado ha contribuído la subida del precio internacional del petróleo, y las políticas de austeridad del Gobierno, que incluso sacrificaron el denominado gasto social. Pero el esfuerzo desplegado puede ser inútil si el nuevo Gobierno aumenta los egresos corrientes para atender, por ejemplo, compromisos electorales. Entonces todos los sacrificios vividos en los últimos años se habrán perdido y el País volverá a una etapa de ajustes económicos con su carga traumática de mayor pobreza y atraso.