EL TALON ORO

La discusión internacional respecto de los méritos o deméritos de la adopción del talón, o patrón oro, se asemeja en mucho a la que se dio en Ecuador a finales de la década de los noventa cuando los necios, esto es la gran mayoría, predecían toda suerte de iniquidades y problemas en caso de adoptarse la dolarización. El oro y el dólar (en el régimen ecuatoriano actual) funcionan como anclas que sujetan al navío e impiden que se lo lleve la marea. Son, en forma más general, mecanismos de regulación que funcionan como lo hace el termostato que dosifica la provisión de energía. El talón oro, podemos concluir, no presupone un límite artificial en la oferta monetaria, al igual que la dolarización por sí sola no ha afectado en forma alguna la posición de liquidez de la economía ecuatoriana. Al final del día, el factor definitorio de la estabilidad monetaria es la disciplina y el buen orden económico que se origina en la economía de mercado. De ahí que toda medida mañosa de expansión irresponsable del gasto público termina, o bien, haciendo inviable la dolarización, o desembocando en la recurrente secuencia de expansión y crisis que guían al ciclo de los negocios en el sistema capitalista actual.