LA ASESORIA DE CAVALLO

Los principales responsables del manejo económico del Gobierno que se inicia pertenecen a sectores del comercio, la agroindustria, la banca y algunos son simplemente amigos del Gobierno o financiadores de la campaña electoroal. Siendo así, es lógico que su experiencia es diversa pero no en políticas públicas, no en gestión del Gobierno en donde se maneja la vida y el destino de las personas y no la simple transacción de bienes o servicios. Por eso la iniciativa de buscar asesores es buena, si se quiere, por ejemplo, alcanzar el objetivo de combatir la pobreza, promesa que sustentó la campaña electoral y que le dió el triunfo al presidente Bucaram. Cuáles son las políticas públicas para dar más ocupación a la gente, para que su salario le alcance para satisfacer sus necesidades más sentidas, es lo que los asesores deben ofrecer para usar bien el liderezgo del presidente. En el caso específico del economista argentino Domingo Cavallo, la asesoría puede resultar útil por sus dotes profesionales, su conocimiento científico y su reciente experiencia como ministro de Economía. Digo útil porque siempre es bueno conocer porqué el programa que él implemento en Argentina produjo tanto desempleo, que hasta duplica el porcentaje de desempleados que padece el Ecuador. Entonces es bueno saber las causas de estos malos resultados sociales, precisamente para no incurrir en los mismos errores. La popularidad de Cavallo en los medios financieros internacionales se debió a su obsesión por mantener y mejorar las reglas del juego en favor de las inversiones transnacionales, el coraje que tuvo para resguardar la credibilidad de su política económica y a la consolidación de un proceso de privatizaciones muy críticado dentro y fuera de Argentina. La sensibilidad de las percepciones internacionales de la economía erigió a Cavallo como una figura a veces más importante que el presidente Menen, aunque fue él quien cosechó los votos que confirió el exitoso control de la hiperinflación argentina. De todas maneras es bueno que el Gobierno junte la ciencia económica al empirismo, trate de armar un plan de gestión gubernamental con profesionalismo y consulte con quien desee, siempre que no se desvíe de su objetivo esencial que debe ser no defraudar a la fuerza de los pobres.