UN GOBIERNO AUSTERO

Deseamos un gobierno austero, sobrio, ajustado a las normas éticas, que se duela de los escasos fondos del país. No queremos un gobierno que haga alardes del gasto superfluo, que no sea severo en la administración de los fondos que provienen de los impuestos que pagamos los ecuatorianos. Parece que la austeridad se toma como una suerte de mortificación, como algo que debiera avergonzarnos, cuando en un país tan injusto como el nuestro debe ser una manera de redistribuir el ingreso en cuestiones de alta productividad social. Un camino para imponer la austeridad es la formulación del Presupuesto Nacional del Estado , estirándolo solo hasta donde den las sábanas, pues si se las estira mucho continuará el crecimiento del endeudamiento para financiar los gastos y sobregastos de un gobierno que derrocha. Como la inflación prácticamente no va a subir el próximo año, pues la economía popular ya absorbió el sobrecosto de la dolarización y de la drástica devaluación, el tamaño del Presupuesto Nacional, por ninguna causa deber ser mayor que el del presente año. Si no nos disciplinamos en el gasto fiscal, los males en el futuro inmediato van a ser mayores con directa incidencia en los bolsillos de la gente pobre.