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LA CONVERTIBILIDAD EN NUMEROS

Por: Tema(s): En: El Comercio 7 ene. 1997, p. A.5Resumen: El primero de enero de 1997 la masa monetaria del Ecuador en billetes, cheques y depósitos bancarios fue de alrededor de siete mil billones de sucres, donde cada billón representa mil millones. A esa masa monetaria, la "convertibilidad del sucre" pretende moldear desde dos ángulos: en primer lugar, quitarle tres ceros para reducirla a siete billones de "nuevos sucres"; y, en segundo lugar, equiparar 4 nuevos sucres con un dólar. Si la "convertibilidad" se hubiera decretado ese día de año nuevo, el cálculo del señor Cavallo y su equipo hubier tenido una feliz coincidencia con los US1.750 millones (siete billones divididos para cuatro) que es la cifra alrededor de la cual viene fluctuando nuestra reserva monetaria en divisas. Una coincidencia feliz pero fugaz, por que el año fiscal se inicia con un déficit de US1.300 millones, de los cuales cerca de US800 millones se destinarán al pago de la deuda externa y los US500 millones restantes para pagar la deuda interna. Para cubrir ese déficit y lograr que el sistema funcione en los 364 días que restan del año, sólo existen tres posibilidades: primera, que el precio del petróleo se dispare a US25 dólares por barril, lo cual requeriría que se produzca una guerra generalizada en el Medio Oriente; segundo, que la banca internacional decida perdonarnos por este año el pago de la deuda, lo cual jamás ha sucedido; y, tercera, que la economía crezca en una cifra superior al 8 por ciento, crecimiento que no logramos alcanzar ni siquiera con el "boom" petrolera de los setenta. Si ninguna de estas tres posibilidades se vuelve realidad, no quedará otro camino que el de volver a imprimir "nuevos sucres" libremente y sin respaldo del dólar. Pero esa cuarta alternativa tiene el grave inconveniente de que cortaría de un tajo la principal y única ventaja que tiene la convertibilidad: mantener una relación fija entre el sucre y el dólar y por tanto, reducir la inflación. Desde luego existe un quinto camino: desechar la convertibilidad, lo cual para un Gobierno popular sería muy atractivo porque así acogería aquella creencia tan arraigada en nuestro pueblo de que "no hay quinto malo".
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO RESUM-009787 (Navegar estantería(Abre debajo)) El Comercio. 7 ene. 1997, p. A.5 Disponible

El primero de enero de 1997 la masa monetaria del Ecuador en billetes, cheques y depósitos bancarios fue de alrededor de siete mil billones de sucres, donde cada billón representa mil millones. A esa masa monetaria, la "convertibilidad del sucre" pretende moldear desde dos ángulos: en primer lugar, quitarle tres ceros para reducirla a siete billones de "nuevos sucres"; y, en segundo lugar, equiparar 4 nuevos sucres con un dólar. Si la "convertibilidad" se hubiera decretado ese día de año nuevo, el cálculo del señor Cavallo y su equipo hubier tenido una feliz coincidencia con los US1.750 millones (siete billones divididos para cuatro) que es la cifra alrededor de la cual viene fluctuando nuestra reserva monetaria en divisas. Una coincidencia feliz pero fugaz, por que el año fiscal se inicia con un déficit de US1.300 millones, de los cuales cerca de US800 millones se destinarán al pago de la deuda externa y los US500 millones restantes para pagar la deuda interna. Para cubrir ese déficit y lograr que el sistema funcione en los 364 días que restan del año, sólo existen tres posibilidades: primera, que el precio del petróleo se dispare a US25 dólares por barril, lo cual requeriría que se produzca una guerra generalizada en el Medio Oriente; segundo, que la banca internacional decida perdonarnos por este año el pago de la deuda, lo cual jamás ha sucedido; y, tercera, que la economía crezca en una cifra superior al 8 por ciento, crecimiento que no logramos alcanzar ni siquiera con el "boom" petrolera de los setenta. Si ninguna de estas tres posibilidades se vuelve realidad, no quedará otro camino que el de volver a imprimir "nuevos sucres" libremente y sin respaldo del dólar. Pero esa cuarta alternativa tiene el grave inconveniente de que cortaría de un tajo la principal y única ventaja que tiene la convertibilidad: mantener una relación fija entre el sucre y el dólar y por tanto, reducir la inflación. Desde luego existe un quinto camino: desechar la convertibilidad, lo cual para un Gobierno popular sería muy atractivo porque así acogería aquella creencia tan arraigada en nuestro pueblo de que "no hay quinto malo".

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