DEPENDENCIA

La dependencia al petróleo hace del Ecuador un Estado preso de las circunstancias internacionales. Esta realidad, criticada desde hace mucho tiempo por expertos conocedores de nuestra realidad económica, se comprueba en estos momentos en que los efectos globalizadores de la guerra declarada al terrorismo obligarán una baja internacional del precio del barril del crudo, y ya está tambaleando seriamente el sistema económico ecuatoriano por una sencilla razón: la mayoría del presupuesto del Estado se financia con la venta del petróleo. Baja su precio, disminuyen los ingresos y empiezan los conocidos desfases. Lo que vivimos y posiblemente vivamos en corto tiempo será consecuencia de la necia actitud y falta de visión gubernamental de no cambiar la política económica nacional, que tiene como base la producción petrolera. Ya lo advirtieron desde hace mucho tiempo los líderes y empresarios costeños: es necesario que el País deje de ser eminentemente petrolero y busque otras alternativas con las cuales pueda sostener su economía que bien pueden ser la agricultura con valor agregado o el desarrollo industrial manufacturero, alimenticio o tecnológico, por ejemplo. Además, el petróleo algún día se acabará y no podemos esperar sentados a que llegue ese día salvo que querramos ser observadores de una posible catástrofe. Necesariamente debemos pensar cómo librarnos de esa dependencia que cada cierto tiempo nos deja afectados.