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CUANDO LA ECONOMIA NO DEJA MENTIR

Por: Tema(s): En: Hoy 15 feb. 2013, p. 4Resumen: Venezuela y Argentina ilustran por qué no es bueno distorsionar la economía por demasiado tiempo. Los altos precios del petróleo han permitido a Venezuela vivir sumergida en un mar de dólares, a pesar de volúmenes de producción en picada por falta de una política petrolera coherente. PDVSA se ha convertido en la caja chica del gobierno para financiar programas asistenciales. La inversión privada ha caído drásticamente, con políticas públicas muy distorsionadoras. Con un tipo de cambio oficial del Bolivar "fuerte" para importar ciertas cosas y el dólar del mercado negro para el resto, hay mucha discrecionalidad para decidir quién puede importar, qué productos y a qué tipo de cambio. Eso genera muchas distorsiones, decisiones no siempre coherentes entre sí y mayores posibilidades de corrupción. Si no se arreglan los problemas de fondo (falta de inversión privada, mayor productividad), la inflación doméstica irá carcomiendo el efecto de la devaluación y el poder adquisitivo de la población. Argentina, decidió no enfrentar las debilidades estructurales que han afectado la capacidad de producción y generado inflación, sino esconderlas. Con cifras oficiales de inflación crecientemente distorsionadas, entidades independientes publican cifras 2 o 3 veces mayores a las oficiales y los sindicatos negocian incrementos salariales sin relación con la inflación oficial. El propio FMI, luego de darle largas al tema, finalmente tomó la inusual decisión de sancionar oficialmente a Argentina por publicar estadísticas manipuladas. Se puede manejar la economía introduciendo reglas muy discrecionales, distorsiones aquí y allá, postergando las soluciones a problemas estructurales para mantener la ilusión de que todo va bien y no afectar la popularidad de un gobierno. Cuando hay liquidez y plata, se puede incluso prolongar más tiempo la ilusión. Pero en algún momento la economía pasa la factura, las distorsiones ya no pueden ser mantenidas y hay que enfrentar los problemas de verdad.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 15 feb. 2013, p. 4 Disponible

Venezuela y Argentina ilustran por qué no es bueno distorsionar la economía por demasiado tiempo. Los altos precios del petróleo han permitido a Venezuela vivir sumergida en un mar de dólares, a pesar de volúmenes de producción en picada por falta de una política petrolera coherente. PDVSA se ha convertido en la caja chica del gobierno para financiar programas asistenciales. La inversión privada ha caído drásticamente, con políticas públicas muy distorsionadoras. Con un tipo de cambio oficial del Bolivar "fuerte" para importar ciertas cosas y el dólar del mercado negro para el resto, hay mucha discrecionalidad para decidir quién puede importar, qué productos y a qué tipo de cambio. Eso genera muchas distorsiones, decisiones no siempre coherentes entre sí y mayores posibilidades de corrupción. Si no se arreglan los problemas de fondo (falta de inversión privada, mayor productividad), la inflación doméstica irá carcomiendo el efecto de la devaluación y el poder adquisitivo de la población. Argentina, decidió no enfrentar las debilidades estructurales que han afectado la capacidad de producción y generado inflación, sino esconderlas. Con cifras oficiales de inflación crecientemente distorsionadas, entidades independientes publican cifras 2 o 3 veces mayores a las oficiales y los sindicatos negocian incrementos salariales sin relación con la inflación oficial. El propio FMI, luego de darle largas al tema, finalmente tomó la inusual decisión de sancionar oficialmente a Argentina por publicar estadísticas manipuladas. Se puede manejar la economía introduciendo reglas muy discrecionales, distorsiones aquí y allá, postergando las soluciones a problemas estructurales para mantener la ilusión de que todo va bien y no afectar la popularidad de un gobierno. Cuando hay liquidez y plata, se puede incluso prolongar más tiempo la ilusión. Pero en algún momento la economía pasa la factura, las distorsiones ya no pueden ser mantenidas y hay que enfrentar los problemas de verdad.

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