LA TRAMPA CAMBIARIA

Los críticos de la dolarización se han montado sobre la crisis argentina para lanzar una advertencia al Ecuador: de ese modelo de tipo de cambio rígido hay que salir a tiempo y de un modo ordenado, en lugar de esperar el colapso. Detrás del planteamiento hay un supuesto básico: la dolarización, como la convertibilidad, son modelos 'intrínsecamente inviables' en un esquema mundial de tipos de cambio flexibles. El principal argumento de los críticos, sin duda importante, se refiere a la pérdida de competitividad de las economías que adoptan sistemas cambiarios inflexibles. Los críticos de la dolarización caen en el mismo dogmatismo de quienes, del otro lado, pretenden salvar los platos rotos de la convertibilidad en un estilo populista de hacer política. Hay quienes creen que el modelo argentino fracasó por la irresponsabilidad de la clase política, mas no por los problemas económicos derivados de la rigidez del modelo. Los críticos de la dolarización se resisten a entender las complejas relaciones entre economía y política; han caído en una nueva versión de economicismo con una agravante: dar a la variable cambiaria un peso determinante, último en el cuadro general de la política económica. De las críticas a la dolarización hay que extraer todas sus razones profundas, limpiarlas de sus excesos ideológicos, y pensar en soluciones a los problemas reales que plantean. Si el Ecuador no diseña una estrategia eficaz de competitividad externa, una política que logre generar los ingresos monetarios para que su economía crezca, le ocurrirá lo mismo que a la Argentina.