LA ABOLICION DE LA POBREZA NO ES DESCABELLADA

La propuesta de abolir la pobreza en el mundo no es descabellada y consiste en hacer una proclama mundial de su abolición, al igual que se hizo con la esclavitud. Esta propuesta parece llevar un gran paradoja: contradice toda la realidad de la política económica. La agravación de la pobreza caracteriza a la civilización actual al punto que el fenómeno afecta a la mitad de la población mundial. Evidentemente la proclama de abolición no haría desaparecer la miseria, pero crearía las condiciones para que se convierta en prioridad de prioridades, por ser de interés común de todos. No se trata de escoger entre un enfoque pragmático basado en la ayuda que los ricos dan a los pobres y la abolición de la pobreza. Lo definitivo es lo segundo y la alternativa es entre la vía del derecho proclamado y legislado y la vía de que los pobres se revelen y obtengan lo que necesitan.