CRECIMIENTO PERVERSO

EXPRESO, en su edición del lunes pasado, trajo un análisis esclarecedor, conmovedor y lleno de datos probatorios, acerca de la marcha de la economía del país en el año que está por terminar, llegando a la conclusión de que la agenda macroeconómica "termina con cifras engañosas", lo cual se vincula con el planteamiento que hiciéramos en esta columna acerca de la necesidad de que el Gobierno elabore un plan de desarrollo del país, base de cualquier planificación en el aspecto económico. Partamos de un hecho verdaderamente insólito: el año que está por terminar, en lo económico, se ha caracterizado por la sorpresiva elevación del precio del petróleo en el mercado internacional, que llegó a niveles récord en la historia de la economía petrolera mundial; los excedentes de los ingresos petroleros, deducido el precio referencial previsto para financiar el presupuesto, fueron extraordinarios y debieron ser canalizados de acuerdo con las normas del Fondo de Estabilización y Reinversión de los Recursos Petroleros (FEIREP); mas, de acuerdo con el estudio de EXPRESO, los ingresos petroleros se convirtieron "en un poderoso sostén político, pero no se logró productividad", lo cual lleva a la conclusión de que se ha producido un "crecimiento perverso", que se manifiesta en que mientras los índices macroeconómicos, especialmente el Producto Interno Bruto, PIB, que es el indicador que universalmente se lo considera "como señal de salud económica", entre nosotros funciona de una manera anormal, pues el PIB sube, pero no produce el bienestar que debería esperarse a favor de todos los ecuatorianos, pues el sector de la pobreza, que es el mayoritario en el Ecuador, sigue sufriendo un deterioro creciente. Esto debe ser objeto de honda reflexión.