LA NUEVA LEY DEL IESS

Después de casi tres años, se ha expedido, por fin, la nueva Ley de Seguridad Social, que, supuestamente, transformará el rostro y la estructura interna del IESS. Aún no ha sido promulgada la Ley y ya parece que existe el consenso entre una mayoría de legisladores, para que, de inmediato, se le hagan unas cuantas reformas, porque, según se dice, sin ellas la Ley resulta incompleta. Aparentemente, una de las cuestiones fundamentales que se les pasó a los legisladores es la relativa a la protección de los afiliados, que se mantienen en la antigua modalidad de jubilación, que, según fuentes informadas, tiene un costo de US 500 millones anuales. Queda la sensación de que en el trato de este proyecto no se escuchó ni pidió la opinión del estamento más importante, los afiliados. Se privilegiaron otros intereses por sobre los de aquellos que financian la seguridad social y que, al mismo tiempo, son los que sufren en carne propia sus deficiencias. Si se los hubiera oído y pensado en ellos, no se les habría mezquinado el fondo de reserva, que ahora solo podrán ver cuando estén cerca de la tumba. Luego del frenesí de los últimos meses y el apuro de última hora para sacar la Ley a como diera lugar, queda la sensación de que esta no cambiará en mucho la esencia de la seguridad social en el Ecuador.