HACIA UN MUNDO TRIPOLAR

La idea de mundialización, de integración de un mercado mundial, ya no se impone con tanta evidencia como hace cinco años. Parece que se asiste más bien a la regionalización del planeta, con tres polos centrales: a) el modelo asiático de desarrollo, claramente autoritario, asociado a la consolidación de un espacio económico constituido en gran medida por el traslado de empresas japonesas a otros países; b) el espacio geoeconómico americano, en el que también se da un reparto de las actividades -gracias al TLC- entre los países desarrollados (EE.UU. y Canadá) y subdesarrollados (México y los países centroamericanos); y c) Europa, que avanza hacia una moneda única y que posteriormente tratará de integrar a los países de la Europa Central, de la orilla sur del Mediterráneo y de un MERCOSUR ampliado. Quedan fuera China, que más que constituir un polo autónomo será un mercado para los tres grupos, y la ex URSS, cuya vinculación al modelo occidental ya ha fracasado. En este esquema mundial, América Latina estaría en la intersección de varias zonas de influencia.