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NI TANTO NI TAN POCO

Por: Tema(s): En: Hoy 12 ene. 2011, p. 4Resumen: Las proyecciones y el análisis relativos al declive de la influencia y el peso económico de los Estados Unidos de América y el correlativo ascenso de la China se mueven desde el escepticismo hasta el drama. Al un extremo están quienes se resisten a aceptar que los paradigmas occidentales ya no aportan las herramientas suficientes para moverse con éxito en la diplomacia ni en los mercados; al otro, quienes creen que en más de una década habrá que hablar mandarín. La tesis que desplaza hacia el Asia el vértice de la hegemonía no carece, ciertamente, de base estadística. La China ha crecido por casi tres décadas a un promedio del 9 y el 10 por ciento, es el mayor exportador y fabricante mundial, en 2010 se ubicó por encima del Japón como la segunda potencia mundial, tiene una población cuatro veces mayor que los Estados Unidos de Norteamérica, a cuya economía en términos de PIB sobrepasará, según los expertos, en algo más de una década. Un informe de Thomson Reuters añade que, para 2011, la China habrá asumido el liderazgo mundial en número de patentes, lo que destruye dos suposiciones erradas sobre estructura económica: una, que está basada en la copia y en la mano de obra barata, lo cual está cambiando aceleradamente; otra, que sus instituciones son nacional socialistas, cosa que puede ser aplicable a su organización política pero que está lejos de serlo en su organización económica, que se asienta hoy cada vez más en instituciones occidentales como la propiedad intelectual y la propiedad privada, en su conquista de los mercados internacionales.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 12 ene. 2011, p. 4 Disponible

Las proyecciones y el análisis relativos al declive de la influencia y el peso económico de los Estados Unidos de América y el correlativo ascenso de la China se mueven desde el escepticismo hasta el drama. Al un extremo están quienes se resisten a aceptar que los paradigmas occidentales ya no aportan las herramientas suficientes para moverse con éxito en la diplomacia ni en los mercados; al otro, quienes creen que en más de una década habrá que hablar mandarín. La tesis que desplaza hacia el Asia el vértice de la hegemonía no carece, ciertamente, de base estadística. La China ha crecido por casi tres décadas a un promedio del 9 y el 10 por ciento, es el mayor exportador y fabricante mundial, en 2010 se ubicó por encima del Japón como la segunda potencia mundial, tiene una población cuatro veces mayor que los Estados Unidos de Norteamérica, a cuya economía en términos de PIB sobrepasará, según los expertos, en algo más de una década. Un informe de Thomson Reuters añade que, para 2011, la China habrá asumido el liderazgo mundial en número de patentes, lo que destruye dos suposiciones erradas sobre estructura económica: una, que está basada en la copia y en la mano de obra barata, lo cual está cambiando aceleradamente; otra, que sus instituciones son nacional socialistas, cosa que puede ser aplicable a su organización política pero que está lejos de serlo en su organización económica, que se asienta hoy cada vez más en instituciones occidentales como la propiedad intelectual y la propiedad privada, en su conquista de los mercados internacionales.

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