LOS IMPUESTOS, ¡QUE VERGUENZA!

En Honduras, la carga impositiva respecto al Producto Interno Bruto (PIB) es del 16 por ciento. En Nicaragua es del 19 por ciento. En Guyana Francesa es del 35 por ciento. En el Perú es del 13 por ciento. En Colombia del 14 por ciento. En Chile del 15 por ciento. En Bolivia del 11 por ciento. En Brasil del 17 por ciento. En los países desarrollados oscila entre el 32 por ciento, en Japón y Estados Unidos; el 45 por ciento, en Alemania e Italia; y, el 50 por ciento, en Francia. En el Ecuador, la carga respecto del PIB es del 7 por ciento. Haití, con el 5 por ciento. La posición del país en esa materia es impresentable y la actitud de los que juegan a oponerse a la racionalización de las leyes de impuestos es, por lo mismo injustificable. Desde ese punto de vista, el problema de fondo no es la pobreza, es la riqueza que no entiende que el secreto para ser prósperos está en tener un Estado que no haga negocios, que no compita indebidamente con las empresas privadas, que no obstruya, pero que gobierne. Para eso, hay que sostener al Estado, y la única forma sensata y razonable de hacerlo es pagando impuestos.