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EMPLEO

Por: Tema(s): En: El Universo 23 oct. 2001, p. A. 12Resumen: Un estudio reciente revela que el desempleo y el subempleo en América Latina han crecido en los últimos años de manera alarmante. Para el caso del Ecuador, las cifras son un poco menos desalentadoras. Entre marzo del 2000 y septiembre del 2001, el promedio de desocupados cayó del 16,1 al 10,5 por ciento y el de desempleados del 48,8 al 41,9 por ciento. Pero sería equivocado darse por satisfecho con estos números, ya que si bien son una consecuencia positiva de la estabilidad económica del país, también son un reflejo indirecto de la explosiva emigración de los últimos años. A mediano o largo plazo, se debe considerar que el crecimiento del sector moderno de la economía no es suficiente para absorber la mano de obra, que crece a un ritmo aun mayor como resultado de altas tasas de natalidad, la incorporación de la mujer a la fuerza de trabajo, y la reducción del empleo público al achicarse el tamaño del Estado. De allí la necesidad, tantas veces señalada, de que los planes y programas económicos incluyan políticas dirigidas específicamente a promover mayor empleo. De lo contrario, no solo que el nivel de competitividad de nuestra economía seguirá siendo insuficiente sino que además se estarán agravando los problemas sociales que el desempleo y el subempleo conllevan.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO El Universo. 23 oct. 2001, p. A. 12 Disponible

Un estudio reciente revela que el desempleo y el subempleo en América Latina han crecido en los últimos años de manera alarmante. Para el caso del Ecuador, las cifras son un poco menos desalentadoras. Entre marzo del 2000 y septiembre del 2001, el promedio de desocupados cayó del 16,1 al 10,5 por ciento y el de desempleados del 48,8 al 41,9 por ciento. Pero sería equivocado darse por satisfecho con estos números, ya que si bien son una consecuencia positiva de la estabilidad económica del país, también son un reflejo indirecto de la explosiva emigración de los últimos años. A mediano o largo plazo, se debe considerar que el crecimiento del sector moderno de la economía no es suficiente para absorber la mano de obra, que crece a un ritmo aun mayor como resultado de altas tasas de natalidad, la incorporación de la mujer a la fuerza de trabajo, y la reducción del empleo público al achicarse el tamaño del Estado. De allí la necesidad, tantas veces señalada, de que los planes y programas económicos incluyan políticas dirigidas específicamente a promover mayor empleo. De lo contrario, no solo que el nivel de competitividad de nuestra economía seguirá siendo insuficiente sino que además se estarán agravando los problemas sociales que el desempleo y el subempleo conllevan.

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