AUTONOMIAS GRADUALES

Lo peligroso de alentar un proceso desordenado de autonomías totales y súbitas, es que se atente contra la unidad nacional, al disfrazar las apetencias separatistas con lenguaje de descentralización. O al buscar beneficios para provecho propio por parte de las elites provinciales o de los cacicazgos parroquianos. Por ello, es que una modificación profunda como la que alientan ciertos teóricos bien intencionados requiere de un proceso de largo aliento, en el que participe todo el país para no escindirlo irresponsablemente. Se impone un proceso gradual, que vaya de lo fácil a lo difícil, de lo sencillo a lo complejo, pues como dice Fernando Carrión los procesos de esta naturaleza se saben cómo empiezan pero no cómo terminan. El Estado debe comprender que es necesario cambiar y conformar una comisión, de alto nivel técnico para que haga una propuesta esencial y consensuada, que más tarde tenga el apoyo político suficiente para que se pueda poner en práctica. Porque hay que preparar a la población a que sea un participante eficaz y honesto en la búsqueda de su propio porvenir.