AHORRO Y FONDOS PETROLEROS

Gastar más generalmente sí ayuda, a corto plazo, a dinamizar la economía (aunque también implica mayor endeudamiento para financiar el gasto). Este efecto expansivo del gasto público explica que pueda haber políticas fiscales "contracíclicas", a contracorriente de los ciclos económicos: se ahorra cuando hay ingresos extraordinarios, para gastar cuando la situación sea menos buena. El objetivo es atenuar los ciclos económicos y evitar que el gasto público, en especial el gasto social, tenga demasiados altibajos que afecten su eficiencia. En los últimos años, el Ecuador ha recibido significativos ingresos petroleros extraordinarios. Esos recursos alimentan distintos fondos petroleros con siglas extrañas (el CEREPS, que reemplazó al FEIREP, el FEP, el FAC, el Feiseh) que se pueden utilizar de distintas formas. El Gobierno anterior -pese a que no logró usar todo tan rápido como hubiera querido- intentó gastar todo lo posible por motivos populistas. El Gobierno actual ha señalado que quiere seguir gastando con brío esos recursos, sea para proyectos energéticos o petroleros, sea para sectores sociales que se declaran con mucha facilidad "en emergencia", porque eso permite, según la ley, usar parte de los fondos petroleros en esos casos. Aunque algunos de esos gastos pueden ser muy loables, es importante evaluar qué tan responsablemente el país está aprovechando de la buena coyuntura para preparar su futuro. Es difícil pensar que el Ecuador pueda volver a tener una coyuntura internacional tan buena como la actual, con un fuerte crecimiento de la economía mundial y precios del petróleo muy altos. Sin embargo, justo en la mejor época, en vez de ahorrar una buena parte los recursos extraordinarios, nos los hemos gastado y seguimos queriendo gastar.