JUEGO PELIGROSO

El Presidente, al asumir su cargo, duplicó el llamado bono de la pobreza, cuyos beneficios llegan a más de un millón de ciudadanos, abriendo al mismo tiempo nuevas inscripciones que, seguramente incrementarán en forma considerable el número de donatarios. Este acto que aparentemente cumple una oferta de campaña, está concatenado con otros, como el incremento del bono de la vivienda, la elevación de sueldos del magisterio y el incremento de partidas presupuestarias en las áreas sociales que, como es obvio, comprometen otros aumentos salariales. Decisiones legítimas que tienen un genuino sentido de justicia, pero que también conllevan un trasfondo político, cual es el de canalizar la gratitud de los beneficiados, frente al desafío de la consulta sobre la Asamblea Constituyente, en la que, por propia voluntad del mandatario, se juega al todo o nada. La decisión gubernamental revela inteligencia y firmeza, sabe donde quiere llegar y utiliza en forma oportuna los elementos adecuados para hacerlo. Su fuerza política crece en los sectores donde es posible crecer y se afianza en otros, como la UNE y sindicatos de empleados públicos, que no sólo le entregarán gustosos su respaldo, sino también el liderazgo del que carecen desde hace algún tiempo. Sin embargo, no son pocos los riesgos que corre el Presidente en este juego del todo o nada. Su carácter y temperamento lo pueden llevar a excesos y confrontaciones que, en el tiempo que media hasta la consulta y las elecciones, pueden deteriorar su imagen, al abrir con sus polémicas intervenciones nuevos frentes de oposición y de crítica a su estilo de gobierno. Por ello se explica este juego peligroso al todo o nada, que lo lleva a cabo el mandatario en su propio estilo, en forma inteligente pero audaz.