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DESDOLARIZACION

Por: Tema(s): En: Hoy 4 nov. 2009, p. 4Resumen: Resulta curioso que, en un equipo económico que despotricó contra la dolarización desde el instante que se la implantó, siempre haya urgencia en negar que esté implicado en desmantelarla cada vez que se lo acusa de tramarlo. Es que todo se presta para interpretarlo así. El variopinto conglomerado de países que integran la ALBA ha anunciado con curiosas ínfulas el nacimiento del Sucre, una moneda que no es moneda, pero que, de alguna manera, induce entre los neófitos, que son muchos, la creencia de que se ha dado el primer paso para la creación de un signo monetario regional; hasta se han atrevido a compararla con el euro. Sin embargo, tal como bien anota Alberto J. Bernal-León en su artículo del diario La República, que HOY reprodujo el domingo: "... pareciera que estos demagogos no le han hecho las matemáticas al asunto". En efecto, deberían comenzar por explicar cómo van a hacer para pagar con una moneda "virtual" a los exportadores, que necesitan dinero real para pagar sus costos y recibir su utilidad. Una cosa es que el tal Sucre sirva de unidad de compensación entre países, pero con ellas ni se come ni se paga trabajadores ni materia prima ni maquinarias e insumos productivos en general. Quizá los bancos centrales de la Alba se pongan a imprimir billetes fresquecitos para entregarlos a sus exportadores. El Ecuador no podrá hacer eso nunca; por fortuna, se le quitó la potestad de fabricar billetes, de la que irresponsablemente abusó a través de la historia. Tal como se afirma en las conclusiones de un estudio sobre desdolarización efectuado por la Universidad de los Hemisferios, la desdolarización generaría altos costos sociales como: pérdida de confianza de la población en la nueva moneda, posibilidad de problemas agudos en el sistema financiero, posibilidad de problemas de balanza de pagos, financiamiento del gasto fiscal vía emisión monetaria, caer en el círculo vicioso déficit fiscal- inflación-devaluación-altos intereses, disminución de la producción. Todo esto justificaría la gran reserva de la inmensa mayoría de la población que no quiere abandonar la dolarización porque, bien o mal, con ella se derrotó al crónico problema de la inflación; se consiguió estabilidad monetaria y el consiguiente incremento del PIB; el sector exportador no petrolero dejó de ser perjudicado por el perverso sistema monetario; se creó una sostenida Reserva de Libre Disponibilidad (que últimamente está siendo feriada); y se ha aislado el valor de la moneda de los vaivenes políticos. En fin, dejamos de ser estafados por el Estado emisor de papel basura.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 4 nov. 2009, p. 4 Disponible

Resulta curioso que, en un equipo económico que despotricó contra la dolarización desde el instante que se la implantó, siempre haya urgencia en negar que esté implicado en desmantelarla cada vez que se lo acusa de tramarlo. Es que todo se presta para interpretarlo así. El variopinto conglomerado de países que integran la ALBA ha anunciado con curiosas ínfulas el nacimiento del Sucre, una moneda que no es moneda, pero que, de alguna manera, induce entre los neófitos, que son muchos, la creencia de que se ha dado el primer paso para la creación de un signo monetario regional; hasta se han atrevido a compararla con el euro. Sin embargo, tal como bien anota Alberto J. Bernal-León en su artículo del diario La República, que HOY reprodujo el domingo: "... pareciera que estos demagogos no le han hecho las matemáticas al asunto". En efecto, deberían comenzar por explicar cómo van a hacer para pagar con una moneda "virtual" a los exportadores, que necesitan dinero real para pagar sus costos y recibir su utilidad. Una cosa es que el tal Sucre sirva de unidad de compensación entre países, pero con ellas ni se come ni se paga trabajadores ni materia prima ni maquinarias e insumos productivos en general. Quizá los bancos centrales de la Alba se pongan a imprimir billetes fresquecitos para entregarlos a sus exportadores. El Ecuador no podrá hacer eso nunca; por fortuna, se le quitó la potestad de fabricar billetes, de la que irresponsablemente abusó a través de la historia. Tal como se afirma en las conclusiones de un estudio sobre desdolarización efectuado por la Universidad de los Hemisferios, la desdolarización generaría altos costos sociales como: pérdida de confianza de la población en la nueva moneda, posibilidad de problemas agudos en el sistema financiero, posibilidad de problemas de balanza de pagos, financiamiento del gasto fiscal vía emisión monetaria, caer en el círculo vicioso déficit fiscal- inflación-devaluación-altos intereses, disminución de la producción. Todo esto justificaría la gran reserva de la inmensa mayoría de la población que no quiere abandonar la dolarización porque, bien o mal, con ella se derrotó al crónico problema de la inflación; se consiguió estabilidad monetaria y el consiguiente incremento del PIB; el sector exportador no petrolero dejó de ser perjudicado por el perverso sistema monetario; se creó una sostenida Reserva de Libre Disponibilidad (que últimamente está siendo feriada); y se ha aislado el valor de la moneda de los vaivenes políticos. En fin, dejamos de ser estafados por el Estado emisor de papel basura.

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