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MAS ALLA DE LA FIEBRE

Por: Tema(s): En: Hoy 19 ago. 2011, p. 4Resumen: Los desafíos económicos a los que se enfrentan tanto Europa como los Estados Unidos son inmensos. Los mercados internacionales tienen dudas cada vez más grandes sobre sus economías y ya no están dispuestos a prestarles plata barata y sin beneficio de inventario. Frente a esta situación, muchos políticos en esos países están buscando culpables a quien endosar la crisis. Las agencias de calificación de riesgo son uno de estos chivos expiatorios. Eso es ver la fiebre y los síntomas pero no las raíces del problema. Si bien las agencias calificadoras han cometido importantes errores en los últimos años -como haber evaluado muy bien hasta el último minuto a empresas o bancos que quebraron en la última crisis financiera- y los derivados financieros pueden haber ampliado movimientos especulativos en algunas ocasiones, los problemas de fondo son otros. La degradación de la calificación estadounidense refleja que el país ha acumulado amplios desequilibrios fiscales y externos y que no tiene un plan creíble para resolverlos a mediano plazo. Los países europeos que han sido atacados en los mercados tienen deudas públicas excesivamente altas. Todo ello es el resultado de mucha irresponsabilidad: se acumularon por muchos años altas deudas y, frente a la crisis financiera, se buscó atenuar sus efectos gastando más por un tiempo pero también volviendo a los países aún más vulnerables. Los bancos centrales han adoptado medidas puntuales: inyectar liquidez emitiendo moneda y comprometerse a no subir las tasas de interés por dos años en los Estados Unidos; recomprar bonos soberanos de países en problemas en Europa. Pero esas soluciones, si bien ayudan, solo curan temporalmente la fiebre o los síntomas, como la aspirina, y corren el riesgo de posponer la necesidad de arreglar el problema fiscal de origen, que necesita soluciones estructurales. Esas soluciones estructurales son difíciles de implementar y son impopulares, más aun cuando se acercan elecciones. Por ello muchos gobiernos no han querido enfrentarlas sino ganar tiempo y patear el problema, pero no enfrentar el toro por los cuernos amplía la posibilidad de una nueva recesión.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 19 ago. 2011, p. 4 Disponible

Los desafíos económicos a los que se enfrentan tanto Europa como los Estados Unidos son inmensos. Los mercados internacionales tienen dudas cada vez más grandes sobre sus economías y ya no están dispuestos a prestarles plata barata y sin beneficio de inventario. Frente a esta situación, muchos políticos en esos países están buscando culpables a quien endosar la crisis. Las agencias de calificación de riesgo son uno de estos chivos expiatorios. Eso es ver la fiebre y los síntomas pero no las raíces del problema. Si bien las agencias calificadoras han cometido importantes errores en los últimos años -como haber evaluado muy bien hasta el último minuto a empresas o bancos que quebraron en la última crisis financiera- y los derivados financieros pueden haber ampliado movimientos especulativos en algunas ocasiones, los problemas de fondo son otros. La degradación de la calificación estadounidense refleja que el país ha acumulado amplios desequilibrios fiscales y externos y que no tiene un plan creíble para resolverlos a mediano plazo. Los países europeos que han sido atacados en los mercados tienen deudas públicas excesivamente altas. Todo ello es el resultado de mucha irresponsabilidad: se acumularon por muchos años altas deudas y, frente a la crisis financiera, se buscó atenuar sus efectos gastando más por un tiempo pero también volviendo a los países aún más vulnerables. Los bancos centrales han adoptado medidas puntuales: inyectar liquidez emitiendo moneda y comprometerse a no subir las tasas de interés por dos años en los Estados Unidos; recomprar bonos soberanos de países en problemas en Europa. Pero esas soluciones, si bien ayudan, solo curan temporalmente la fiebre o los síntomas, como la aspirina, y corren el riesgo de posponer la necesidad de arreglar el problema fiscal de origen, que necesita soluciones estructurales. Esas soluciones estructurales son difíciles de implementar y son impopulares, más aun cuando se acercan elecciones. Por ello muchos gobiernos no han querido enfrentarlas sino ganar tiempo y patear el problema, pero no enfrentar el toro por los cuernos amplía la posibilidad de una nueva recesión.

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