EL DESEMPLEO Y OTROS DESCONSUELOS

Según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) sobre Empleo, Desempleo y Subempleo del área urbana en el 2001, Guayaquil es la ciudad ecuatoriana con mayor desempleo: 13,6 por ciento. El porcentaje nacional de subempleados del 57,3 por ciento constituye una radiografía de la crisis que nos agobia. Sin pecar de pesimistas, esas cifras desconsoladoras no reflejan la totalidad del fenómeno. Con la fría elocuencia de las estadísticas, constatamos que estamos viviendo uno de los peores momentos de la historia ecuatoriana de la Educación. Estamos exportando talentos a los países desarrollados, para ser utilizados como una especie de materia prima. Resulta evidente la falta de obreros y artesanos especializados, precisamente cuando más indispensables resultan. Los candidatos a los diferentes cargos públicos han coincidido en que el galopante desempleo y el consiguiente éxodo se halla entre los conflictos sociales que requieren atención prioritaria. Más, no será con leyes ni con parches o pomadas de acción transitoria que se solucionarán los problemas del desempleo y subempleo que carcomen la salud de los ecuatorianos; que desarraigan a nuestros compatriotas en el instante en que más necesita de ellos el país.