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DESEMPLEO Y CRISIS DE 2001

Por: Tema(s): En: Hoy 29 nov. 2001, p. A.9Resumen: Mucho se ha hablado de los efectos perniciosos de la crisis de 2001; la mayoría de ellos se vinculan al crecimiento 'ralentizado' de las economías latinoamericanas, al menor ingreso de divisas para inversión, a un aumento del déficit comercial y de la cuenta corriente. Pero en el espacio de lo cotidiano, la crisis se traduce en el peor azote que puede enfrentar un trabajador: el desempleo. Ecuador es un caso especial. A la caída de la oferta se suma un incremento en la demanda de trabajo, lo que en conjunto derivó en una reducción de la tasa de desocupación de 3,9 puntos porcentuales, la mayor que se ha observado desde 1990. Esta contracción del indicador ubicó al país a niveles similares a los de 1998, aunque todavía por encima de la tasa promedio de los noventa, que estaría alrededor del 8,5 por ciento. Si bien parte del mejor desempeño del desempleo, se origina en la recuperación económica y la consecuente creación de empleos, en la menor oferta laboral, más que un efecto desaliento se apreciaría la influencia de la migración de mano de obra. Este fenómeno explicaría, además, el porqué la tasa de desempleo no se disparó muy por encima de las tasas observadas entre 1998 y 2000, período en el que la desocupación promedió 13,6 por ciento.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 29 nov. 2001, p. A.9 Disponible

Mucho se ha hablado de los efectos perniciosos de la crisis de 2001; la mayoría de ellos se vinculan al crecimiento 'ralentizado' de las economías latinoamericanas, al menor ingreso de divisas para inversión, a un aumento del déficit comercial y de la cuenta corriente. Pero en el espacio de lo cotidiano, la crisis se traduce en el peor azote que puede enfrentar un trabajador: el desempleo. Ecuador es un caso especial. A la caída de la oferta se suma un incremento en la demanda de trabajo, lo que en conjunto derivó en una reducción de la tasa de desocupación de 3,9 puntos porcentuales, la mayor que se ha observado desde 1990. Esta contracción del indicador ubicó al país a niveles similares a los de 1998, aunque todavía por encima de la tasa promedio de los noventa, que estaría alrededor del 8,5 por ciento. Si bien parte del mejor desempeño del desempleo, se origina en la recuperación económica y la consecuente creación de empleos, en la menor oferta laboral, más que un efecto desaliento se apreciaría la influencia de la migración de mano de obra. Este fenómeno explicaría, además, el porqué la tasa de desempleo no se disparó muy por encima de las tasas observadas entre 1998 y 2000, período en el que la desocupación promedió 13,6 por ciento.

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