EL PARRAFO FINAL Y LOS MANIFESTANTES DE GENOVA

La pobreza en el planeta ocupó el párrafo final de la declaración del G8. No hay informe sobre la situación social en el planeta que no señale que el número de pobres y la intensidad de la pobreza aumentó en el mundo, también aumentó la distancia entre los países más ricos y los más pobres. Cabe preguntarse sobre el sentido de los actuales mecanismos de la cooperación internacional y de las políticas globales para enfrentar la pobreza. Es evidente la falta de apoyo político existente entre los grandes donantes a iniciativas que tienden a aumentar el monto de los recursos que se canalizan hacia la promoción del desarrollo en los países más pobres. Una pregunta inevitable es saber cuánto de cada dólar de esta ayuda llega efectivamente a los más pobres y los ayuda en sus esfuerzos para salir de la pobreza. El incremento sostenido de la pobreza conduce a pensar que no solo los montos son insuficientes, sino también los mecanismos que la Ayuda Oficial hacia el Desarrollo utiliza para alcanzar sus propósitos. Si aquel último párrafo de la declaración del G8 fuese algo más que una concesión a los manifestantes de Génova, la apertura de los mercados de los países desarrollados a los productores del mundo en desarrollo, y un acuerdo consistente para asumir los costos ambientales actuales y reducirlos en el futuro, deberían ser aspectos centrales de cualquier agenda de cooperación. La Ayuda Oficial para el Desarrollo debe dejar de ser la lavandería en la cual las sociedades desarrolladas lavan su mala conciencia y la máscara de buenos propósitos que procura suavizar los rasgos brutales de una globalización excluyente.