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ALIMENTOS Y POBREZA

Por: Tema(s): En: El Universo 8 sep. 2008, p. 6Resumen: El Gobierno emitió un decreto mediante el cual establece precios para ocho productos agropecuarios, sobre la base de acuerdos entre productores y agroindustriales. Caben, sin embargo, al menos dos preguntas: ¿funcionarán esos precios y por lo tanto habrá una estabilización de la tasa de inflación, aunque sea en lo que hace a alimentos?, y ¿beneficia esto a los más pobres?. En lo que hace a lo primero, es importante partir de una constatación: la presión alcista de los precios de alimentos en el mercado internacional tiene ahora una evolución inversa, es decir, los precios internacionales están bajando. Casi se puede afirmar que hay una correlación positiva entre precios del petróleo, valorización del dólar y precios de alimentos. ¿Benefician estos acuerdos a los pobres? Diría que no. Ello por al menos dos motivos: los pobres son en una alta proporción rurales y la pobreza más dura es también rural. Ellos obtienen sus alimentos de su propia producción o de mercados informales, donde la capacidad de control del Gobierno es nula. En esos mercados la discrecionalidad de los intermediarios y tiendas rurales es muy fuerte. Pero tal vez, más grave aún, las medidas de control desincentivan la producción de alimentos, con el consecuente impacto sobre los ingresos de los pobres rurales, sea como productores, sea como trabajadores agrícolas. Ello tiene a su vez un efecto indirecto sobre las actividades no agrícolas, otra opción de ingresos para los pobres rurales. ¿Beneficia esto a los pobres urbanos? Ello es al menos discutible en la medida que ellos no compran sus alimentos en los supermercados, compran pequeñas cantidades y muchas veces lo hacen a crédito con las tiendas y expendedores barriales. Los precios para ellos pueden ser más altos. El Gobierno debería, en consecuencia, poner énfasis en fortalecer sus programas agropecuarios y rurales, incrementando sustancialmente sus inversiones en la agricultura, incluyendo acciones de impacto rápido en la producción alimenticia, especialmente de perecederos. En esta producción, los pequeños productores pobres son mayoría.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO El Universo. 8 sep. 2008, p. 6 Disponible

El Gobierno emitió un decreto mediante el cual establece precios para ocho productos agropecuarios, sobre la base de acuerdos entre productores y agroindustriales. Caben, sin embargo, al menos dos preguntas: ¿funcionarán esos precios y por lo tanto habrá una estabilización de la tasa de inflación, aunque sea en lo que hace a alimentos?, y ¿beneficia esto a los más pobres?. En lo que hace a lo primero, es importante partir de una constatación: la presión alcista de los precios de alimentos en el mercado internacional tiene ahora una evolución inversa, es decir, los precios internacionales están bajando. Casi se puede afirmar que hay una correlación positiva entre precios del petróleo, valorización del dólar y precios de alimentos. ¿Benefician estos acuerdos a los pobres? Diría que no. Ello por al menos dos motivos: los pobres son en una alta proporción rurales y la pobreza más dura es también rural. Ellos obtienen sus alimentos de su propia producción o de mercados informales, donde la capacidad de control del Gobierno es nula. En esos mercados la discrecionalidad de los intermediarios y tiendas rurales es muy fuerte. Pero tal vez, más grave aún, las medidas de control desincentivan la producción de alimentos, con el consecuente impacto sobre los ingresos de los pobres rurales, sea como productores, sea como trabajadores agrícolas. Ello tiene a su vez un efecto indirecto sobre las actividades no agrícolas, otra opción de ingresos para los pobres rurales. ¿Beneficia esto a los pobres urbanos? Ello es al menos discutible en la medida que ellos no compran sus alimentos en los supermercados, compran pequeñas cantidades y muchas veces lo hacen a crédito con las tiendas y expendedores barriales. Los precios para ellos pueden ser más altos. El Gobierno debería, en consecuencia, poner énfasis en fortalecer sus programas agropecuarios y rurales, incrementando sustancialmente sus inversiones en la agricultura, incluyendo acciones de impacto rápido en la producción alimenticia, especialmente de perecederos. En esta producción, los pequeños productores pobres son mayoría.

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