VIENEN DIAS DIFICILES PARA LA ECONOMICA ARGENTINA

El plan de convertibilidad del ministro Cavallo, amarró al peso con el dólar en una estricta paridad uno a uno y creó un respaldo de un dólar en las resrvas del Banco Central, por cada peso emitido. Con esto redujo la hiperinflación argentina de 4 dígitos a 2 por ciento anual. Hoy los rigores del plan de convertibilidad están empezando a meter a la economía en una camisa de fuerza, impdiendo medidas como el aumento de la oferta monetaria, lo cual dispararía el crecimiento. Las tensiones políticas están aumentando. El desempleo se ubica en 17 por ciento y la economía se mantiene estancada, razones principales por las que Menen tuvo que despedir a Cavallo. El presidente Menen y el sucesor de Cavallo, Roque Fernández, prometieron continuar con la estrategia económica de Cavallo basada en la convertibilidad. Esta afirmación calmó los ánimos en la Bolsa de Buenos Aires, después de una breve caída inicial de precios. Hoy en día, el actual ministro de economía, enfrenta como principal problema la reducción del déficit presupuestario y para esto, se debe basar en medidas impopulares como la reducción del gasto. La convertibilidad excluye las opciones de devaluar el peso para impulsar las exportaciones, y por lo tanto, estimular la economía y aumentar los ingresos. Para financiar el déficit presupuestario ( aproximadamente US5.000 millones) tendrá que ofrecer US2.000 o US3.000 millones en bonos en los mercados internacionales. Deberá intentar aumentar ingresos, aplicando mano dura para los evasores de impuestos. Se espera que elPIB crezca solo un 2,0 por ciento este año, después de una caída de 4,4 por ciento el año pasado y la incertidumbre política puede, sin duda, alertar a los inversionistas. En conclusión, la transición inicial de la era Cavallo muestra que los argentinos apoyan sus reformas de libre mercado, pero podrían tornarse impacientes si su sucesor no logra traer los buenos tiempos que se vivieron en los primeros días de Cavallo. En ese caso, podrían empezar a culpar el sistema de convertibilidad, en lugar de culpar a ministro de turno.