AUMENTO GENERAL
Tema(s): En: Hoy 10 dic. 2003, p. A. 4Resumen: Cuando nuestro país no era petrolero sino estable y sin nuevos ricos, el alza de sueldos era una suerte de análisis de caso por caso, persona por persona. El adulo era esporádico, hasta que vino el padre del populismo avasallador de 1960 y de 1968, con sus hijos de 1996 en adelante, a lucrar de partidas jugosas, menospreciando la preparación y la mística de trabajo de maravillosos compatriotas que habían dado lustre a una burocracia ecuatoriana, siempre sencilla, atenta y cordial. La sociedad tranquila fue cambiando poco a poco hasta encontrar vuelos de turbulencia en los contratos colectivos, salarios mínimos y subidas generales, contrariando la eficiencia y premiando la vagancia. De ahí que el aumento general distorsionó un principio de justicia laboral: "a igual cargo igual remuneración". ¿Qué esfuerzo ha hecho el individuo que está esperando el alza general o las "conquistas" de la dirigencia sindical, llenas de canonjías y prebendas? El reconocimiento a la valía y desempeño de determinada persona, repito, da paso a un "derecho" legal y a una obligación moral del empleador; en cambio, la subida general premia al ocioso, inepto y corrupto, que agazapado se frota las manos cuando le cae la canonjía que le declara "burócrata de éxito", porque no se ha dejado sentir ni ha sido capaz de producir ni estampar su firma en un solo informe. Sabe de memoria que "el vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo".Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Analítica de Seriada | BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | Hoy. 10 dic. 2003, p. A. 4 | Disponible |
Cuando nuestro país no era petrolero sino estable y sin nuevos ricos, el alza de sueldos era una suerte de análisis de caso por caso, persona por persona. El adulo era esporádico, hasta que vino el padre del populismo avasallador de 1960 y de 1968, con sus hijos de 1996 en adelante, a lucrar de partidas jugosas, menospreciando la preparación y la mística de trabajo de maravillosos compatriotas que habían dado lustre a una burocracia ecuatoriana, siempre sencilla, atenta y cordial. La sociedad tranquila fue cambiando poco a poco hasta encontrar vuelos de turbulencia en los contratos colectivos, salarios mínimos y subidas generales, contrariando la eficiencia y premiando la vagancia. De ahí que el aumento general distorsionó un principio de justicia laboral: "a igual cargo igual remuneración". ¿Qué esfuerzo ha hecho el individuo que está esperando el alza general o las "conquistas" de la dirigencia sindical, llenas de canonjías y prebendas? El reconocimiento a la valía y desempeño de determinada persona, repito, da paso a un "derecho" legal y a una obligación moral del empleador; en cambio, la subida general premia al ocioso, inepto y corrupto, que agazapado se frota las manos cuando le cae la canonjía que le declara "burócrata de éxito", porque no se ha dejado sentir ni ha sido capaz de producir ni estampar su firma en un solo informe. Sabe de memoria que "el vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo".
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