LA GRAVE CRISIS DEL IESS

Su crisis es pavorosa y para solventarla, según la Comisión Interventora, se requiere el pago de lo que le adeuda el fisco que suma, alrededor, de dos mil millones de dólares que no ha cubierto ni está en posibilidad de cubrir, pese a los convenios y a las disposiciones, incluso, constitucionales que se han implementado para ello. Buena parte de la crisis se debe al despilfarro de sus fondos, perdidos en adquisiciones e inversiones ruinosas y en bonificaciones excesivas para sindicatos y empleados, cuya nómina está realmente superpoblada. Una entidad en crisis, lo primero que debe hacer es procurar reducir costos, ahorrar gastos, regularizar su administración. Pero sus actuales empleados urgen, incluso con el empleo de las medidas de fuerza, elevaciones salariales que sobrepasan no solo las disponibilidades de la entidad, sino hasta las que son normales y generales en el sector público. La Comisión Interventora ha dicho que si el fisco no paga aquello que adeuda y que se ha comprometido a cubrir, cerrará las puertas de la entidad y entregará sus llaves al ministerio de economía, es decir convertirá la crisis en una hecatombe, cuya solución no se halla prevista ni es posible con las realidades actuales, jurídicas y de otra índole, en que vive el Seguro Social. Entonces parecería que los empleados del IESS caminan, con sus exigencias, a una especie de colapso colectivo. Deberían reflexionar los dirigentes del extenso paro actual del IESS sobre la gravedad de sus actitudes y pensar que el colapso de la entidad de la seguridad social, se debería, en buena parte, a sus insensatas exigencias.