REMOVIENDO LA BASURA

En este tema de la incautación ordenada por la AGD en contra de los bienes de los hermanos Isaías y otros, se han dicho verdades, falacias y mentiras evidentes. Trataremos de alguna forma de desbrozar la senda para encontrar algo de claridad. Empecemos por decir que la norma que fundamenta la acción de la Agencia es confusa, tan es así que exige la existencia de acciones fraudulentas de los administradores y termina por sancionar a estos y a los accionistas con la incautación de su patrimonio personal. Quizás, con una sana interpretación, diríamos que pretende sancionar a todos los involucrados sean estos o aquellos, en una mala redacción. De otro lado, el precepto y la sanción administrativa de incautación por la falsedad de balances y otros actos más, se incorpora al texto legal en fecha posterior a 1998 y, en tal caso, su aplicación retroactiva para actos cometidos hasta dicho año es cuestionable o, al menos, objeto de interpretación jurídica. En todo caso, es muy importante rescatar la valentía y entereza de sus protagonistas. Lo que sí luce indecoroso y hasta repulsivo es observar cómo la presente coyuntura ha servido para que antiguos seguidores, por calificarlos de alguna manera, del grupo financiero sancionado, hoy sacan las uñas y agreden a sus padrinos. Así como otros, que sin dejar de ser asalariados pretendieron en su momento depredar Filanbanco bajo administración pública del gobierno gutierrista y fueron detenidos, ahora aprovechan el tema y difaman e injurian a quienes los obstaculizaron en sus corrompidas intenciones. Finalmente, usada la figura de la incautación por parte de la AGD en contra de accionistas y administradores de una entidad financiera determinada, esta acción no puede ser discriminatoria. Todos somos iguales ante la ley y una forma de aplicar este principio es que a igual infracción igual sanción. O sea, debemos suponer que la lucha contra la impunidad ha empezado y, de haber casos iguales, el país vería con buenos ojos operaciones similares.