CRISIS, PRESUPUESTO Y GASTO
Tema(s): En: El Comercio 24 dic. 1998, p. A.4Resumen: Para el ejercicio de 1990 el presupuesto nacional fue fijado en S/. 1,16 billones de sucres. Hubo problemas que ameritaron que el Gobierno dispusiera el recorte del 10 por ciento del gasto público, pero el presupuesto, en lugar de bajar en ese porcentaje creció en un 16 por ciento al pasar a S/. 1,36 billones. Para 1991, el presupuesto fue fijado en S/. 1,70 billones, cifra que fue señalada como "espectacular" por el Centro de Estudios y Análisis (CEA). ¡Qué podemos decir hoy cuando el Presupuesto para 1999 estará en alrededor de S/. 36 billones lo que significa un aumento del 3.085 por ciento con respecto al Presupuesto inicial del año 90! Los ecuatorianos esperamos que se formule un Presupuesto de acuerdo a la capacidad real del país, financiado pero sin nuevas deudas que hipotecarán el futuro de nuestros hijos; y, además, que baje el ingente gasto público en todo aquello que no afecte a las demandas sociales, como el pago de multimillonarias indemnizaciones.| Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura topográfica | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Analítica de Seriada
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BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO | RESUM-017628 (Navegar estantería(Abre debajo)) | El Comercio. 24 dic. 1998, p. A.4 | Disponible |
Para el ejercicio de 1990 el presupuesto nacional fue fijado en S/. 1,16 billones de sucres. Hubo problemas que ameritaron que el Gobierno dispusiera el recorte del 10 por ciento del gasto público, pero el presupuesto, en lugar de bajar en ese porcentaje creció en un 16 por ciento al pasar a S/. 1,36 billones. Para 1991, el presupuesto fue fijado en S/. 1,70 billones, cifra que fue señalada como "espectacular" por el Centro de Estudios y Análisis (CEA). ¡Qué podemos decir hoy cuando el Presupuesto para 1999 estará en alrededor de S/. 36 billones lo que significa un aumento del 3.085 por ciento con respecto al Presupuesto inicial del año 90! Los ecuatorianos esperamos que se formule un Presupuesto de acuerdo a la capacidad real del país, financiado pero sin nuevas deudas que hipotecarán el futuro de nuestros hijos; y, además, que baje el ingente gasto público en todo aquello que no afecte a las demandas sociales, como el pago de multimillonarias indemnizaciones.
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