BRASIL DEJA DE LADO SU CRECIMIENTO PARA GARANTIZAR LA ESTABILIDAD MONETARIA

El gobierno del Brasil impuso un duro paquete de austeridad económica que se reflejan en el aumento de impuestos y los precios de los productos que van desde el combustible, el impuesto de aeropuerto para los vuelos internacionales hasta la cerveza. También despedirá a 33.000 funcionarios y prohibirá la contratación de nuevos empleado. El plan, diseñado para controlar los déficit comercial y presupuestario que han asustado a los inversionistas, se produce después de que el Banco Central de Brasil decidió subir en un 100 por ciento las tasas de interés a corto plazo a un 46 por ciento. Esta medida se ha reflejado en una ausencia de gente en los centros comerciales y las fábricas. El gobierno también intenta acelerar la venta de unos US60.000 millones en activos estatales, que incluyen la telefónica estatal y propiedades inmobiliarias de primera categoría. Se trata del mayor programa de privatización del mundo. ¿El objetivo? Salvar a cualquier costo el Real, que ha sido un factor clave para reducir la tasa de inflación a un 5 por ciento este año, cuando llegó hasta el 2.500 por ciento que tuvo en 1993.