ECONOMIA Y POLITICA

España está blindada ante la crisis mundial, pues se ha preparado debidamente, su economía es sólida y la banca es la más solvente de Europa. Así se expresaba hace unos meses, con inocultable arrogancia, el presidente del Gobierno español señor José Luis Rodríguez Zapatero. Había triunfado en las elecciones generales de marzo de 2008 y se sentía con sobra de fortaleza para cumplir su segundo período de cuatro años. A la vuelta de la esquina, España ha resultado el país europeo que más empleo ha destruido -tiene cerca de 4 millones en paro- y los pronósticos señalan que la economía caerá un 3 por ciento este año y alrededor del 1,5 por ciento en 2010. Y, como de costumbre, las crisis económicas traen consecuencias políticas. En las elecciones autonómicas del 1.º de marzo, el PSOE, partido político del presidente Zapatero, fue desalojado del Gobierno de Galicia, pese a que Zapatero dijo en la campaña "votar a Pérez Touriño (el candidato y presidente socialista de la comunidad) es votar a Zapatero". Es decir, se embarcó personalmente en la lid electoral autonómica y sufrió un serio revés. La experiencia se repite en cualquier latitud: el manejo político es exitoso cuando hay detrás una economía en expansión, pero las mismas estrategias pueden producir efectos devastadores si se acompaña de una crisis económica que afecta a la mayoría de los ciudadanos.