LA PELEA PERPETUA EN EL AGRO

El ministro de Agricultura, Luis Macas, admitió, esta semana la posibilidad de ceder a las fuerzas del mercado la fijación del precio que los exportadores pagan a los productores de banano. La idea -un tácito reconocimiento de que el Estado se encuentra demasiado débil para mediar entre unos y otros- no es novedosa. Sin embargo, eso no significa que el quid del conflicto bananero, que llega a los extremos de pararse completamente, esté en la fijación del precio. La recurrente pugna entre productores y exportadores es el síntoma visible de un conflicto más profundo, cuya raíz está en la falta de una política agropecuaria clara. Es responsabilidad de los gobiernos fijar, junto con las asociaciones, centros, cámaras u otros gremios agrícolas, las políticas de producción que incorporen todos los parámetros posibles para alentar o desincentivar los cultivos, según la demanda. Los "boom" crean espejismos que más temprano que tarde pasan facturas. Es bueno que alguien ponga la pausa. El Estado también está para eso.