TINIEBLAS

Ciertamente, esta crisis energética en parte ha sido el producto de unas condiciones climáticas extremadamente severas, con una sequía que se ha extendido excesivamente y que ha puesto en alerta al campo haciendo temer que, a más de los problemas que el estiaje ha causado a la generación eléctrica, el año agrícola en la Sierra no será muy auspicioso, pues con el retraso de las lluvias el tiempo de siembra se ve alterado. También hay que admitir que administraciones anteriores no hicieron lo suficiente para atender el problema de la generación eléctrica provocando que, cada vez que se produce una alteración de las fuentes hídricas en Paute, el país entero se trastoque. Pero ello no disminuye la responsabilidad del Gobierno en la presente crisis energética puesto que, con cerca de 36 meses en el ejercicio del poder, no ha sido capaz de tomar precauciones para evitar las ingentes pérdidas que acarrean los apagones. Lo sucedido debería llamar a la reflexión. Si continuamos pensando que el Estado debe estar a cargo de todo el desarrollo de la infraestructura del país, poco a poco veremos cómo otros sectores entrarán en crisis y se debilitarán los servicios. En otras latitudes las concesiones a la iniciativa privada permiten que se lleven adelante proyectos que benefician a las naciones y sus habitantes, se cree riqueza y se mejoren las condiciones de vida de los ciudadanos. Así, los Estados pueden dedicar sus escasos recursos a lo trascendental: salud y educación principalmente de los menos favorecidos. Probablemente en pocas semanas habremos capeado la crisis, pero si se persiste en políticas obsoletas tardaremos en abandonar las tinieblas.