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SISTEMA CHILENO DE PENSIONES

Por: Tema(s): En: Hoy 25 jun. 2004, p. A. 1Resumen: Ahora, más que nunca, es importante comparar el sistema de pensiones de la Seguridad Social ecuatoriana con la de otros países latinoamericanos, como el chileno, con el objeto de encontrar formas de mejorar nuestro sistema híbrido de reparto y de capitalización individual. Es verdad que nuestro sistema ha sido un fracaso, no tanto producto del sistema mismo, sino de la forma en que se han utilizado sus recursos, la falta de técnica actuarial, la politización y otros factores muy conocidos. Chile inició su sistema de capitalización individual el año 1981 y en 23 años transcurridos hasta la fecha, ha demostrado que el manejo de su sistema ha sido no solo correcto, sino que ha garantizado pensiones jubilares dignas para sus afiliados y se ha convertido, en forma simultánea, en motor de crecimiento de la economía. En el sistema chileno, más del 95 por ciento de la fuerza laboral tiene su propia cuenta de capitalización individual. Los activos han sobrepasado la cifra de US 34 000 millones, con una tasa de rendimiento real promedio del 11,3 por ciento anual. Nuestro sistema de reparto, es proclive al colapso, cuando cada vez es menor el número de trabajadores que deben pagar las pensiones de un número creciente de jubilados. Los beneficios de la jubilación están en función de la tasa de crecimiento de la base impositiva, la cual depende a su vez del crecimiento del número de afiliados y de la tasa de salarios reales. En un sistema de reparto, el Gobierno grava las actividades de los trabajadores activos para pagar las pensiones de los trabajadores jubilados. El sistema ofrece al afiliado tres tipos diferentes de jubilación: de vejez, de vejez anticipada y de invalidez y sobrevivencia. Las pensiones pueden pagarse de acuerdo a tres modalidades que escoja el afiliado. El sistema se halla bajo control de una Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones, y el Estado actúa como garante financiero de última instancia. Cabe preguntar: ¿Habrá la posibilidad de que nuestro descalabrado sistema reciba una modernización parecida?.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO Hoy. 25 jun. 2004, p. A. 1 Disponible

Ahora, más que nunca, es importante comparar el sistema de pensiones de la Seguridad Social ecuatoriana con la de otros países latinoamericanos, como el chileno, con el objeto de encontrar formas de mejorar nuestro sistema híbrido de reparto y de capitalización individual. Es verdad que nuestro sistema ha sido un fracaso, no tanto producto del sistema mismo, sino de la forma en que se han utilizado sus recursos, la falta de técnica actuarial, la politización y otros factores muy conocidos. Chile inició su sistema de capitalización individual el año 1981 y en 23 años transcurridos hasta la fecha, ha demostrado que el manejo de su sistema ha sido no solo correcto, sino que ha garantizado pensiones jubilares dignas para sus afiliados y se ha convertido, en forma simultánea, en motor de crecimiento de la economía. En el sistema chileno, más del 95 por ciento de la fuerza laboral tiene su propia cuenta de capitalización individual. Los activos han sobrepasado la cifra de US 34 000 millones, con una tasa de rendimiento real promedio del 11,3 por ciento anual. Nuestro sistema de reparto, es proclive al colapso, cuando cada vez es menor el número de trabajadores que deben pagar las pensiones de un número creciente de jubilados. Los beneficios de la jubilación están en función de la tasa de crecimiento de la base impositiva, la cual depende a su vez del crecimiento del número de afiliados y de la tasa de salarios reales. En un sistema de reparto, el Gobierno grava las actividades de los trabajadores activos para pagar las pensiones de los trabajadores jubilados. El sistema ofrece al afiliado tres tipos diferentes de jubilación: de vejez, de vejez anticipada y de invalidez y sobrevivencia. Las pensiones pueden pagarse de acuerdo a tres modalidades que escoja el afiliado. El sistema se halla bajo control de una Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones, y el Estado actúa como garante financiero de última instancia. Cabe preguntar: ¿Habrá la posibilidad de que nuestro descalabrado sistema reciba una modernización parecida?.

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