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CHILE Y LA POBREZA

Por: Tema(s): En: El Universo 25 junio. 2007, p. 6Resumen: En estos días Chile hizo conocer los resultados de su encuesta de caracterización socioeconómica 2006 conocida como Casen. Esta arrojó resultados sorprendentes y envidiables: la pobreza bajó a 13,6 por ciento y la indigencia a 3,2 por ciento una reducción del 5 por ciento respecto a 1993 y de 22,9 por ciento desde 1990 en que Chile volvió a la democracia, poniendo fin a años de dictadura que despreciaba a los pobres, Aun más y seguramente una situación única en el mundo, la pobreza rural es más baja que la urbana, la pobreza se redujo más en el interior del país que en Santiago de Chile y la desigualdad es hoy más baja que en toda su historia democrática reciente. Para tener una comparación con nuestro país, la pobreza en Ecuador según la última encuesta de hogares era del 51 por ciento y la indigencia del 16 por ciento, la pobreza es mucho mayor en las zonas rurales que en las urbanas, en las provincias diferentes a Guayas y Pichincha y la desigualdad ha aumentado. Lamentablemente en Ecuador la democracia ha sido incapaz de enfrentar los temas de pobreza y desigualdad, uno de los mayores problemas del país. No hay duda que la insatisfacción sobre la eficacia de la democracia está en la base de la demanda por una Asamblea Constituyente. La democracia chilena del siglo XXI parece haber combinado bien tres ejes de política: una economía liberalizada y expuesta a la globalización, de la que captura una gran cantidad de oportunidades, un Estado con instituciones sólidas con capacidad de generar bienes públicos fundamentales como carreteras y puertos, pero también regular los excesos del libre mercado, y tal vez más importante, unas políticas sociales que dejaron de ocuparse de los temas de cobertura y que se centran hoy en día en la calidad. Pero, tal vez la lección central es que los gobiernos de la Concertación, esa alianza entre demócrata cristianos y socialistas, ha logrado mantener una continuidad de sus grandes ejes de política, sin bandazos y cambios bruscos. La buena cosecha es siempre resultado de acciones regulares y constancia, más que de ocurrencias de último momento.
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Analítica de Seriada Analítica de Seriada BIBLIOTECA ECONÓMICA BCE - QUITO El Universo. 25 junio. 2007, p. 6 Disponible

En estos días Chile hizo conocer los resultados de su encuesta de caracterización socioeconómica 2006 conocida como Casen. Esta arrojó resultados sorprendentes y envidiables: la pobreza bajó a 13,6 por ciento y la indigencia a 3,2 por ciento una reducción del 5 por ciento respecto a 1993 y de 22,9 por ciento desde 1990 en que Chile volvió a la democracia, poniendo fin a años de dictadura que despreciaba a los pobres, Aun más y seguramente una situación única en el mundo, la pobreza rural es más baja que la urbana, la pobreza se redujo más en el interior del país que en Santiago de Chile y la desigualdad es hoy más baja que en toda su historia democrática reciente. Para tener una comparación con nuestro país, la pobreza en Ecuador según la última encuesta de hogares era del 51 por ciento y la indigencia del 16 por ciento, la pobreza es mucho mayor en las zonas rurales que en las urbanas, en las provincias diferentes a Guayas y Pichincha y la desigualdad ha aumentado. Lamentablemente en Ecuador la democracia ha sido incapaz de enfrentar los temas de pobreza y desigualdad, uno de los mayores problemas del país. No hay duda que la insatisfacción sobre la eficacia de la democracia está en la base de la demanda por una Asamblea Constituyente. La democracia chilena del siglo XXI parece haber combinado bien tres ejes de política: una economía liberalizada y expuesta a la globalización, de la que captura una gran cantidad de oportunidades, un Estado con instituciones sólidas con capacidad de generar bienes públicos fundamentales como carreteras y puertos, pero también regular los excesos del libre mercado, y tal vez más importante, unas políticas sociales que dejaron de ocuparse de los temas de cobertura y que se centran hoy en día en la calidad. Pero, tal vez la lección central es que los gobiernos de la Concertación, esa alianza entre demócrata cristianos y socialistas, ha logrado mantener una continuidad de sus grandes ejes de política, sin bandazos y cambios bruscos. La buena cosecha es siempre resultado de acciones regulares y constancia, más que de ocurrencias de último momento.

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