NACE LA COMUNIDAD SUDAMERICANA DE NACIONES

Mediante la "Declaración de Cuzco" suscrita por los presidentes y representantes de 10 países latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela) y dos de El Caribe (Guyana y Surinam), se creó la Comunidad Sudamericana de Naciones, con el propósito de luchar contra la pobreza, eliminar el hambre, generar empleo digno y facilitar el acceso de toda la población regional a servicios educativos y de salud de calidad. No es pues un esquema de integración puramente comercial que se proponga la reducción de aranceles y de tantas otras trabas al intercambio recíproco. Tampoco es una asociación de países para aprovecharse de los recursos naturales de uno o de varios de ellos. No es, por cierto, un tratado que persiga favorecer a grandes empresas multinacionales de ningún origen, ni tampoco un nuevo orden legal destinado a facilitar la privatización de activos estatales, para revalorizar patentes o para alcanzar altos niveles de rentabilidad comercial. La creación de esta Comunidad de Naciones es ciertamente trascendente. Los 12 países juntos tienen una extensión de 17.5 millones de kilómetros cuadrados, una población de más de 360 millones de habitantes; una producción regional global o PIB de 1.2 billones de dólares; exportaciones anuales conjuntas de más de 190 mil millones de dólares; fuertes reservas de agua dulce, petróleo, gas para más de un siglo. Se trata del tercer bloque más grande del mundo, después de la Unión Europea y el Nafta, por sus siglas en inglés, que abarca a Canadá, México y Estados Unidos. Un dato importante, esta Comunidad nace con un inventario de proyectos de infraestructura a favor de la integración de los 12 países, como carreteras, puentes, puertos, ferrovías, aeropuertos, comunicaciones, por un monto de 200 mil millones de dólares y cuya ejecución hará posible integrar sus economías y favorecer especialmente a las áreas fronterizas de los países miembros de la Comunidad.