PETROLEO

Ha vuelto la economía ecuatoriana a depender del petróleo como en décadas pasadas. Después de que disminuyó su importancia relativa, vuelve a ser el producto que más divisas produce, del que depende el financiamiento del presupuesto y el sostén insustituible de la dolarización. La balanza comercial está prácticamente equilibrada por el enorme aumento de precios del petróleo y el Gobierno no podría pagar sueldos si no tuviera esos ingresos. Cada vez que hay crisis, que se ha vuelto casi permanente, surgen las voces que claman por reformas al sector petrolero, las más de las veces responsabilizando al sector estatal de la culpa de todos los males. Y pidiendo reformas legales que, como las últimas negadas por el Congreso, promueven la inversión privada en cualquier condición. La inversión privada es positiva y necesaria, pero eso no quiere decir que con ese argumento se deben modificar las normas legales sin considerar las diferentes circunstancias existentes. Por último, si el argumento de que PETROECUADOR no tiene recursos suficientes es cierto, no debe descartarse la participación puntual de fondos del Seguro Social en un proyecto productivo como pocos. El IESS no tiene cómo invertir en actividades productivas de magnitud por la estrechez del mercado de capitales local. Una inversión bien estructurada, que permita incrementar la producción petrolera, con las seguridades adecuadas, significaría buen negocio para todos: para los afiliados, habría mayor producción, mayor participación estatal, competencia sana. Y evitaría que las subyacentes intenciones de destruir a PETROECUADOR, triunfen.