PETROLEO Y SOBERANIA

El tema de la soberanía fue un componente importante en la retórica electoral del actual Gobierno. En relación con el tema petrolero no habíamos tenido hasta ahora mayores indicadores de cuál es la concepción de soberanía que anima al ejecutivo. Sin embargo la semana pasada un incidente entre en Ministerio de Energía y Petroecuador, comenzó a darnos pistas. Fue claro que no coinciden las concepciones de Petroecuador y el Ministerio; pero, más allá de ello, hay algunos elementos sobre este problema que deben ser anotados. El primero es que la propuesta de un acuerdo para la no explotación en el parque nacional Yasuní es una posibilidad interesante desde el punto de vista ambiental y social, pero de ninguna manera constituye una solución a las graves pasivos ambientales, que el Estado ecuatoriano y en especial Petroecuador tienen en la región. En materia petrolera, la soberanía exigiría sistemas de contratación claros, abiertos y transparentes, que reduzcan las oportunidades de corrupción, que minimicen los riesgos a la población, que disminuyan los daños al ambiente, que maximicen los efectos dinamizadores de la actividad petrolera y que garanticen la independencia (no el antagonismo) respecto a intereses extranjeros.