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LOS JUBILADOS

Por: Tema(s): En: El Telégrafo 12 jul. 2004, p. A. 4Resumen: El "Seguro Social", a través de sus múltiples denominaciones, tuvo un buen comienzo y su éxito fue grande respaldado por la gran suerte de que la edad promedio del ecuatoriano no sobrepasa los 25 años, es decir: La gran masa no requiere de tantos gastos en salud y beneficios de jubilación. Lindos tiempos aquellos en que muchas urbanizaciones y afiliados lograban sus casas con préstamos hipotecarios blandos, en la que conseguir un crédito quirografario tomaba pocos minutos... Esa época en que financiaban inclusive a empresas que devolvían los capitales y pagaban favorables costos del dinero para fortalecimiento de las arcas para el Amparado. El Seguro era poderoso y estaba muy respaldado. Según la reseña histórica, llegó un gobierno que decidió que esos caudales podrían usarse más beneficiosamente en obras estatales y, a pesar de que probablemente sus propósitos teóricos fueron siempre buenos y deseaban cumplir con los pagos, malos manejos de subalternos hicieron que el dinero recibido se esfume en desfavorables obras y jugosas "gratificaciones" que compartían las esferas encargadas. Continúo el mal con la falta de pago del aporte de las empresas estatales, que ascienden a más de 3.000.000.000 (tres mil millones) de dólares, estimación equivocadamente reducida por la loca paridad impuesta desde el año 2.000; la que si se valorara en realidad al día desde que se incumplió se tornaría en un valor real de varios múltiplos de la cifra actualmente lanzada. Las estatales deudoras terminaban firmando convenios de reintegro o dando infructuosos Bonos del Estado, compromisos que nunca fueron cumplidos ni honrados. Ese es el desequilibrio actuarial que podría tener en el futuro el IESS: El dinero sustraído. Como toda enfermedad altamente contagiosa, la propia Dirección del Seguro, primero se politizó y luego se prostituyó; razón por la cual hoy la entidad está en la situación en que está. Que triste es que aún con el nuevo proyecto de Ley se les fije el mínimo de jubilación en tan sólo 135,62, y, aún así, el gobierno manifieste que no hay plata, que deben hundirnos más con alzas por mayor tributación, a los combustibles u otros impuestos (reconozcamos que su "bocatto de cardinale" es el IVA), sin reconocer que tanta gula del Estado es lo que nos arruinó. ¿Qué de dónde sacan el dinero? Paguen lo adeudado, paren el latrocinio, racionalicen el dispendio regulando las supuestas necesidades de gastos que no son de inversión.
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El "Seguro Social", a través de sus múltiples denominaciones, tuvo un buen comienzo y su éxito fue grande respaldado por la gran suerte de que la edad promedio del ecuatoriano no sobrepasa los 25 años, es decir: La gran masa no requiere de tantos gastos en salud y beneficios de jubilación. Lindos tiempos aquellos en que muchas urbanizaciones y afiliados lograban sus casas con préstamos hipotecarios blandos, en la que conseguir un crédito quirografario tomaba pocos minutos... Esa época en que financiaban inclusive a empresas que devolvían los capitales y pagaban favorables costos del dinero para fortalecimiento de las arcas para el Amparado. El Seguro era poderoso y estaba muy respaldado. Según la reseña histórica, llegó un gobierno que decidió que esos caudales podrían usarse más beneficiosamente en obras estatales y, a pesar de que probablemente sus propósitos teóricos fueron siempre buenos y deseaban cumplir con los pagos, malos manejos de subalternos hicieron que el dinero recibido se esfume en desfavorables obras y jugosas "gratificaciones" que compartían las esferas encargadas. Continúo el mal con la falta de pago del aporte de las empresas estatales, que ascienden a más de 3.000.000.000 (tres mil millones) de dólares, estimación equivocadamente reducida por la loca paridad impuesta desde el año 2.000; la que si se valorara en realidad al día desde que se incumplió se tornaría en un valor real de varios múltiplos de la cifra actualmente lanzada. Las estatales deudoras terminaban firmando convenios de reintegro o dando infructuosos Bonos del Estado, compromisos que nunca fueron cumplidos ni honrados. Ese es el desequilibrio actuarial que podría tener en el futuro el IESS: El dinero sustraído. Como toda enfermedad altamente contagiosa, la propia Dirección del Seguro, primero se politizó y luego se prostituyó; razón por la cual hoy la entidad está en la situación en que está. Que triste es que aún con el nuevo proyecto de Ley se les fije el mínimo de jubilación en tan sólo 135,62, y, aún así, el gobierno manifieste que no hay plata, que deben hundirnos más con alzas por mayor tributación, a los combustibles u otros impuestos (reconozcamos que su "bocatto de cardinale" es el IVA), sin reconocer que tanta gula del Estado es lo que nos arruinó. ¿Qué de dónde sacan el dinero? Paguen lo adeudado, paren el latrocinio, racionalicen el dispendio regulando las supuestas necesidades de gastos que no son de inversión.

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