SANDUCHE

La clase media latinoamericana se ha graficado como el centro del sánduche social, al medio entre una rebanada del pesado pan que es la ciudadanía en situación de pobreza (históricamente, la proporción más significativa) y el otro pedazo importante del poder económico, político e institucional de los escasos ricos. Tanto la CEPAL como el Banco Mundial reportan una transformación sustantiva en América Latina en la última década, con el emergimiento de una nueva clase media en poco tiempo, vinculada con el fenómeno de reducción exitosa de la pobreza usando políticas focalizadas y el crecimiento económico de la región en los últimos diez años. Si bien la mayoría de la clase media es media-baja y, por tanto, muy vulnerable a una reversión de cualquiera de los dos factores, llama la atención cómo el aumento de la clase media ha permeado a lo largo de la región, lo que permite avisorar una redefinición de la forma de hacer política, de la necesidad de un diálogo igualitario y de nuevos modelos de participación en la elaboración de políticas públicas. El Ecuador no se abstrae de esta tendencia. Si bien la pobreza sigue siendo alta (cerca del 40 por ciento de la población son pobres por ingresos), en una década se redujo en más de 10 puntos porcentuales, lo que significó que dejamos atrás el estigma de ser un país con una población mayoritariamente pobre (más de un 50 por ciento de la población lo era). Es una buena noticia, aunque insuficiente, pensando que la lucha contra la pobreza debe ser el esfuerzo motor de cualquier política pública.